Reportajes de cine

La distopía del mes (XXVI): Dark City

Esta película de Alex Proyas obtuvo un éxito tardío entre el público; entre otros motivos, la distribución fue minoritaria, y la publicidad escasa; sin embargo, se ha alzado con numerosos premios en diversas categorías, como el Premio Saturn a la mejor película de ciencia ficción.

El director

Alex Proyas es un director de cine australiano, que consiguió un éxito de crítica y público gracias a su película El cuervo (The Crow, 1994). Películas como Señales del futuro (Knowing, 2009) o Yo, robot (I, Robot, 2004), basada en la novela homónima de Isaac Asimov, le han definido como un director claramente interesado en el género de la ciencia ficción. Dark City, para muchos su mejor obra, no cosechó buenos resultados entre el público; sin embargo, con el tiempo, se convirtió en la película de culto que es hoy.

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La trama

John Murdoch se despierta en una bañera sin saber dónde está ni quién es. No tiene ningún recuerdo respecto a su pasado. A medida que indaga sobre sí mismo, con el fin de saber quién es, comienza a darse cuenta de que está en una ciudad controlada por un poder oculto, y en la que la noche es eterna.

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La distopía

La realidad que conocemos no es real. Bajo esta premisa nace esta distopía, que secuestra la mente de los ciudadanos para dominarlos; una realidad diseñada con todo lujo de detalles, introducida en la mente de los ciudadanos y creada como dulce alternativa a la realidad auténtica. La manipulación llevada a su último extremo.

A pesar de las evidentes analogías con Matrix (The Matrix, 1999), Dark City posee un mayor poso filosófico, planteando una interesante cuestión ¿Somos el producto de nuestros recuerdos?

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La crítica

Una voz en off pone en situación al espectador. Proyas la incluye por sugerencia del estudio, que ve necesario explicar el contexto para facilitar la comprensión de la película al espectador.Las primeras imágenes de la ciudad recuerdan a Metrópolis (Metropolis, 1927). Se trata de una ciudad claustrofóbica, repleta de estrechas calles, abundante tráfico y con más sombras que luces.

La fotografía es oscura, pero los colores son fuertes y cálidos. Sin embargo, bien podría haber sido una película en blanco y negro, ya que se erige (por estética y definición) como una fuerte apuesta del género neo-noir.

Trevor Jones es el responsable de la excelente banda sonora, imprescindible en Dark City. Jones ha sido el artífice de bandas sonoras de películas como El último mohicano (The Last of the Mohicans, 1992), Dentro del laberinto (Labyrinth, 1986), Cristal Oscuro (The Dark Crystal, 1982) o En el nombre del padre (In the Name of the Father, 1993). Poco más hay que añadir a este genial compositor; su obra habla por él.

Rufus Sewell, conocido por películas como El ilusionista (The Illusionist, 2006) o Destino de caballero (A Knight’s Tale, 2001), encarna al personaje principal. Este actor británico expresa perfectamente los sentimientos del personaje, y hace que el espectador pueda empatizar fácilmente con él.

Kiefer Sutherland, conocido por trabajos como Jóvenes ocultos (The Lost Boys, 1987) o Los tres mosqueteros (The Three Musketeers, 1993) y como Jack Bauer tras su participación en la serie 24 (2001-2010), se mete en la piel de un excéntrico psiquiatra, pieza clave de Dark City. Sutherland realiza un trabajo maravilloso, lleno de matices y que hace dudar continuamente acerca de sus verdaderas intenciones.

Lo cierto es que Dark City maneja un lenguaje cinematográfico bastante clásico, aunque con atractivos movimientos de cámara y unos ángulos que, en ocasiones, recuerdan al expresionismo alemán. Si algo se le puede achacar, es la falta de acción, que algunos echan de menos para hacerla más dinámica. El ritmo del metraje es muy marcado y engancha hasta el final, sin perder fuerza en ningún momento. El espectador se ve atraído por la historia desde el principio, y acaba absorbido hasta el apoteósico final.

Dark City es una joya del cine de ciencia ficción. Combina a la perfección elementos clásicos (héroe y villano) con otros completamente novedosos. Y el resultado es magnífico, un título digno de entrar en la lista de las diez mejores distopías de la historia del cine.

La morsa verde

Amante de la ciencia ficción, el terror y la fantasía, tanto en versión cinematográfica como literaria.

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