Crítica: «Sonic Frontiers», Sonic en libertad
Historia
Jugabilidad
Gráficos
Duración
Muy Recomendable
Evolución lógica y necesaria... y que le sienta de lujo al juego!
Normalmente, en las entradas de este tipo, suelo hacer un poco de historia sobre el juego o el personaje… pero en esta ocasión es totalmente innecesario. Desde que en 1991 Sonic the Hedgehog llegara a la vida de miles de jugadores, sus sucesivos juegos han ido perdiendo cierto interés y seguimiento. La calidad y frescura de los títulos iniciales nunca llegó a ser repetida, aunque algunos juegos que salieron con posterioridad son más que dignos, claro.
Pero el «ocaso» de Sonic, la eterna mascota de SEGA, acabó cuando dió el salto a la gran pantalla y el Sonic Team volvió a tomárselo en serio, encargándose de este nuevo juego que rompe, literalmente, con todo lo visto en la historia del personaje y le abre puertas a nuevas y prometedoras aventuras.
Este Sonic Frontiers, que ha llegado para todas las consolas y PC, nos mezcla la jugabilidad original y vertiginosa del erizo azúl con la posibilidad de recorrer escenarios enormes con total libertad, en plan sandbox o mundo abierto. O casi. La sensación de velocidad que da controlar a Sonic por estas inmensas islas que componen el juego nos recuerda a aquellas sensaciones vividas en los primeros títulos.
El juego le viene grande a la historia
Empezando por la historia, el argumento, que quizá sea lo más flojo del título. La acción comienza cuando Sonic y sus amigos sufren un accidente aéreo y su avioneta se estrella en una extraña isla. Allí quedan atrapados (y separados) y nuestro personaje tendrá que recorrer las grandes extensiones realizando minijuegos, resolviendos puzles y enfrentándose a distintos enemigos. Pero el malvado Dr. Eggman también está por el lugar y tiene sus propios planes.
Además de ser algo pobre en cuanto argumento, la narrativa tampoco es un ejemplo de solvencia. De hecho, en varias ocasiones ni nos acordamos de qué estamos haciendo o a donde vamos o porqué. Por suerte, siempre hay un mensaje en pantalla que nos recuerda cual es el siguiente paso a realizar para avanzar en la trama y en el juego. Y se agradece, porque hay tantas cosas por hacer que es fácil despistarse.
Libertad total para moverse
Dejando esto de lado, podemos centrarnos en el principal atractivo de Sonic Frontiers: su mundo abierto que en realidad no lo es del todo. Nos explicamos: el juego está dividido en varias islas que recorreremos de manera individual. Es decir, no tenemos acceso al mapa completo. Pero tranquilidad, pues cada una de las islas es tan inmensa que te puedes perder recorriéndolas a toda pastilla.
Empezamos en Kronos Island, un entorno natural caracterizado por su lluvia y sus eternas praderas. Allí nos haremos con el control de Sonic durante los primeros compases del juego y entenderemos que, para avanzar, tendremos que realizar distintos desafíos que nos permitan abrir el mapa y localizar las Chaos Emerald. Hay desafíos de habilidad, de combate, de coordinación, contra-reloj, etc. Además, debemos localizar los lugares donde acceder a los recuerdos de nuestros personajes… y aquí cambia el juego.
Nos trasladaremos a fases de los juegos clásicos de Sonic, con vista lateral o «desde la espalda», para volver a recorrerlos con un deja vú agradable. Nuestro objetivo será completar una serie de requisitos para acceder a las llaves que nos abran la zona siguiente. Por suerte, jugar estos recuerdos es tan rápido y divertido que apetece volver a ellos una y otra vez.
Visualmente podría ser mejor, pero cumple
Gráficamente el juego se muestra sensacional en pantalla, con una fluidez admirable para lo grande del entorno y lo veloz de nuestro protagonista. Los mapas parecen algo vacíos, es cierto, pero eso es debido a sus gran extensión, que se nos pierde a la vista. Cuando te dedicas a recorrerlo, encuentras cosas que hacer a cada paso, por lo que esa sensación de vacío no es real.
Sí podemos entender algunas críticas que han venido por esta parte, y es que a estas alturas podríamos haber visto algo más de calidad en el apartado visual… pero insistimos en el tamaño del entorno jugable y la rapidez y fluidez de movimientos de nuestro héroe. Además, tiene toda la pinta de ser este un juego que marcará camino y en sus posteriores lanzamientos será uno de los aspectos que se mejore.
La dificultad del combate la marcas tú
Los combates con los distintos enemigos que pululan por el entorno son muy divertidos, y encontramos gran variedad de ellos, cada uno con sus ataques con los que lidiar. Mención especial para los gigantescos colosos que nos pondrán las cosas más difíciles y que nos obligarán a trepar por su cuerpo y buscar el punto débil… algo así como un Shadow of the Colossus frenético y a 200 por hora. Sobra decir que si nos dan recompensa por vencer a enemigos normales, las que se consiguen por vencer a los «grandotes» es sustancialmente superior.
En cuanto a los combates, Sonic disfruta de una buena variedad de combos que se van desbloqueando conforme evolucionamos al personaje. Es posible que nos cueste dominarlos, pero de eso se trata, de aprender con la práctica y sacarle todo el jugo a nuestro esfuerzo. Pero si eres un jugador que no quiere entretenerse con esas cosas, Sonic Frontiers te permite personalizar desde el menú un modo de combate automático… o adaptarlo a tu gusto. Un detalle que convierte el título en un juego asequible a todo tipo de usuarios.
Mil tareas a realizar
Pero además de pelear y buscar objetos hay muchas cosas más por hacer… desde rescolectar a unos despitados seres que se pierden con demasiada facilidad hasta dedicarnos a pescar para obtener recompensas… y peces, que podremos cocinar. Por supuesto, cada una de estas opciones viene con su correspondiente recompensa. En el caso de los despistados seres, debemos entregárselos a su progenitor y él nos ayudará a mejorar e, incluso, nos permitirá decidir qué queremos que prevalezca en Sonic: la velocidad o la potencia.
Y así iremos completando las tareas que hacer en cada mapa y desbloqueando una especie de viaje rápido al mostrar vías o rieles por donde Sonic se podrá desplazar a toda velocidad y cruzar los mapas de punta a punta en un suspiro. Porque esa es otra: los mapas son inmensos en hosrizontal, pero también se pueden recorrer en vertical. Hay lugares situedos en las alturas a los que podremos llegar mediante distintas formas y mucha habilidad, combinando saltos y habilidades, trepando o aupándonos con artilugios.
Como vemos, es imposible aburrirse en Sonic Frontiers… aunque no te enteres bien de lo que te cuenta.
Porque esa es otra. Entre minijuegos y misiones se abren infinidad de escenas de vídeo (con perfecto doblaje al castellano!), pero por desgracia muchas de ellas son intrascendentes. Eso es un problema, pues cuando llega una que te va a contar algo relacionado con la trama, algo importante, es posible que ni le hagas caso. Y en esas escenas se nos presentan además nuevos personajes y reencontramos otros «de siempre».
Una pena que no esté mejor hilvanado el juego en ese sentido. ¡Otra cosa a mejorar en una secuela!
Conclusiones
Parece que el Sonic Team ha encontrado el camino. El paso de Sonic a las 3D no fue el gran éxito que se esperaba, pero esta nueva apuesta sí parece haber dado en el clavo. La gente pide mundos que explorar libremente, inmensos y llenos de tareas… y ahí cumple. Además, no se traiciona la esencia del personaje: su velocidad y su rapidez de movimientos, que están perfectamente implementadas.
Sentimos que manejamos al Sonic de toda la vida y es increíble poder llevarlo corriendo a toda pastilla por estos escenarios. Sí, tiene zonas vacías… pero ¿como demonios iba a correr a esa velocidad si estuviera atestada de elementos? Mantener la idiosincrasia de la saga es difícil y está claro que no puede gustar a todo el mundo. A nosotros nos ha encantado y nos hace soñar con lo que puede estar por venir.