Críticas de videojuegos

Crítica: «Heidelberg 1693», mosqueteros vs zombis

Historia
Jugabilidad
Gráficos
Duración

Bien

Juego desafiante que tiene su mayor atractivo en su propuesta y su estética retro

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Qué época la de los mosqueteros, la Francia del Siglo XVII con su glamour, sus pelucas y sus reyes… aunque si solo nos quedamos con eso que las películas y las series nos muestran, nos perdemos otra realidad: la del oscurantismo, la superstición, la tiranía. Como en todas las épocas, los claroscuros se pueden encontrar fácilmente y son siempre apasionantes si se enfocan desde la perspectiva aventurera.

Para ello, qué mejor que la figura de los mosqueteros, los soldados del todopoderoso Rey de Francia, Luis XIV… también conocido como Rey Sol. Pero, si queremos subir la apuesta, nos podemos ir a un pasado alternativo, una ucronía, en la que esos seres fantásticos sean reales y en los que el Rey Sol tiene un archienemigo demoníaco: el Rey Luna. Para vencerle y doblegar su reinado de terror hay que acabar con sus huestes de zombis, vampiros, brujas y demás y… que mejor que mandar a nuestro soldado de élite, al mosquetero más capaz y letal. Nos toca, por tanto, peregrinar en esta aventura de camino a Alemania, Heidelberg, para vernos las caras con el villano.

Esto es lo que nos encontramos en Heidelberg 1693, un videojuego que acaba de salir para todas las plataformas (en PC ya apareció hace un tiempo) creado por un estudio independiente: Andrade Games. Nuestros amigos de Red Art Games nos han permitido poder jugarlo antes de su salida, en su versión Xbox SerieS/X, y por ello os lo traemos por estos lares.

La pantalla de opciones es así de chula… y de retro

Camino de Alemania entre brujas y espectros

La historia, que sería lo de menos en estos casos, se convierte en un potente aliciente para jugar a Heidelberg 1693. Su marco, tan original como atractivo, es otro motivo para disfrutar el juego porque no hay muchos títulos que se prodiguen en el tema «mosqueteros». Además, entre fases, se nos narra lo que va ocurriendo a través de Pantallas que no dejan de ser viñetas o «fotogramas», que parecen sacadas de una película antigua, con su color sepia y todo. Así, seguir el hilo es bien sencillo, además de que viene completamente localizado con subtítulos en castellano.

En el viaje que debe recorrer nuestro protagonista, camino de Alemania para acabar con ese odioso Rey Luna, nos encontraremos todo tipo de escenarios y enemigos. Su estética retro le da también un aspecto particular a la vez que evocador, pero no escatima en gore ni en vísceras. Enemigos de todo tipo y pelaje se interpondrán en nuestro recorrido y tendremos que ser muy cuidadosos si queremos superar cada escenario… porque la dificultad es alta. A partir de la mitad del juego se complica exponencialmente y nos obliga a repetir una y otra vez, pensando cuándo saltar o cuándo disparar. Ese mosquetero malvado que te apunta o ese espectro de movimiento errático… todo está diseñado para acabar con nuestros personaje.

Un soldado enemigo y una especie de ghoul o vampiro estratégicamente colocados

El arte de cargar el mosquete

Lo evocador de los escenarios nos ha dejado muy sorprendidos, pues hay detalles en los que no reparas fácilmente dado lo desenfrenado de la acción. Eso sí, tras repetir las pantallas una y otra vez, acabas disfrutándolos y apreciándolos. Y por ellos nos movemos con los sencillos comandos típicos en este tipo de juegos metroidvania, de hecho, en muchos muchos momentos nos puede recordar a un Castlevania… y eso dice mucho, para bien, de este título. Como decía, los comandos son saltar, golpear con el florete y usar un arma a distancia de las que vamos recogiendo y que se gastan. Pero hay otro componente que hace único este Heidelberg 1693: el mosquete.

Dominar el disparo del mosquete es esencial para sobrevivir, avanzar por las tenebrosas tierras europeas y llegar a Alemania sano y salvo. Este arma de fuego es devastadora contra los enemigos, pero tiene una pega: hay que recargar tras cada disparo. Es decir, que después de disparar, cuando pulsemos el botón, nuestro presonaje se parará unos segundos para recargar el arma… y nos deja vendidos. Por eso, si queremos volver a disparar, tendremos que buscar el momento y lugar adecuados para hacer la maniobra de meter pólvora, prensarla, meter bolitas y armar el mosquete. Un componente de estrategia que se le añade al juego y queda la mar de bien.

Las cargas del mosquete también se agotan, aunque se pueden reponer rompiendo cosas o derrotando enemigos. Lo mismo pasa con los «corazones» que marcan nuestro nivel de salud. En esto, ya era hora, el juego no es muy original.

Entre fases, estas ilustraciones/viñetas se encargan de narrarnos la historia

Un apartado artístico retro y de lujo

El apartado artístico del título es el que nos hace detenernos una vez más para comentarlo con mayor tranquilidad. Los escenarios son variados y repletos de detalles, con elementos decorativos muy bien cuidados y que aportan información adicional, además de ambientar. Esos cadáveres helados que hay al fondo en los escenarios de nieve… los ahorcados, con los que podemos interactuar… los bosques oscuros y densos que se pierden en el horizonte…

Asimismo, el diseño de los enemigos es imaginativo y malrollero, además de diverso. Encontramos humanos y monstruos, los típicos zombis o espectros y las brujas o monjes diabólicos. Al final de cada fase, como no, nos espera un jefe que nos hará sudar la gota gorda y que, si bien en las primeras fases no dan muchos quebraderos de cabeza, terminaremos sufriendo con los que llegan más avanzado el juego. Se complican sus patrones de ataque y se complican las estrategias a emplear contra estos. Y, como en el resto, lo macabro y lo sangriento está a la orden del día.

Enemigos finales grandes y desagradables

Personajes históricos reales y otros inventados se encargan de darle trasfondo a la historia. Eso, sumado a su genial ambientación, hacen de este juego algo especial y diferente. Es uno de esos título indie que destacan sobre el resto. Sencillo, adictivo, difícil y retro. Bueno, o no tan retro, porque los mosqueteros nunca terminan de pasar de moda.

Tres años han tardado sus creadores en realizar esta pequeña joya. Se nota ese tiempo empleado y el cariño y esfuerzo puesto en cada detalle. Un metroidvania con toques de estrategia, survival y terror… y con mosqueteros caza demonios. Combo perfecto.

Giacco

Redactor jefe de las secciones de Cómics y Videojuegos, así como presentador de muchos de los programas de Hello Friki Podcast.

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