Críticas de videojuegos

Análisis de Saborus, escapar de un matadero

Gráficos
Sonido
Jugabilidad
Duración

Genial

Sin moralina, este juego explora a modo de survival horror el tema de la explotación animal

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Ni eres un musculoso marine espacial ni un detective atormentado, sino una simple gallina atrapada en las entrañas de un matadero industrial donde cada sombra es una sierra eléctrica y cada trabajador es un psicópata con risas maníacas. Saborus rompe los tópicos de cualquier juego y traslada la acción a un concepto terroríficamente real: ponte en la piel (y en las plumas) de una gallina que va a ser sacrificada para convertirse esos blister del supermercado con «filetes de corte fino», «muslitos tiernos de pollo» o «alitas para rebozar».

Así es Saborus, el debut de High Room Game Studio y publicado por los cracks de QUByte Interactive. Lanzado el 20 de noviembre de 2025 para PC, PS4/PS5, Xbox y Switch, este survival horror indie se disfruta por la genialidad de su propuesta y se tambalea como pollo sin cabeza por algunos pequeños problemas. Vamos a destriparlo (con perdón) en esta reseña que hemos podido realizar tras jugarlo en PS5.

Su concepto es genial

En un mundo saturado de zombies, soldados armados hasta los dientes y mansiones embrujadas, Saborus le da la vuelta a la tortilla (o al nugget). Juegas como una gallina «inteligente» que hackea computadoras y resuelve puzzles para huir del matadero llamado así, Saborus, un laberinto de sangre, vísceras y experimentos bizarros con animales. Los devs advierten, desde los mismos títulos iniciales, que toca temas sensibles como el maltrato animal, pero lo hacen con humor negro y un mensaje claro: no promueven el abuso real, solo critican la industria cárnica.

La atmósfera es opresiva desde el minuto uno: luces parpadeantes, charcos rojos, empleados del matadero que te buscan y cadenas de montaje/sacrificio en las que vemos como se llevan a nuestros congéneres debidamente atados para ser «tratados». Es todo muy sórdido, como si estuvieras en un escenario gore del Resident Evil pero con plumas y trozos de carne animal colgando.

La historia es lineal pero efectiva. No hay diálogos épicos y todo se cuenta por notas, grabaciones y el entorno. Descubres los horrores del matadero: trabajadores locos riendo mientras descuartizan, experimentos genéticos y un corporativismo siniestro. Nuestra gallina no habla, pero sus cacareos y animaciones transmiten pánico puro. Aunque el juego es algo corto deja un regusto amargo (y picante) sobre la crueldad humana. Perfecta para un par de sesiones nocturnas.

Una jugabilidad genial que tropieza

Es un mix de stealth, puzzles y survival horror clásico. Te agachas en conductos, evitas patrullas de empleados (que te detectan por sonido o visión), distraes con objetos y resuelves enigmas como activar fusibles o hackear puertas. Las persecuciones son adrenalina pura: corres como alma que lleva el diablo (o la gallina que persiguen con cuchillo), saltas plataformas resbaladizas y usas el entorno para despistar. Los puzzles son lógicos y no frustran, y hay QTE en momentos clave.

Controles simples: te mueves, saltas, interactuas y poco más. El problema llega cuando hay que ajustar saltos, ya que nuestra querida gallina es algo torpe y en muchas ocasiones se queda trabada con el entorno o la cámara no nos deja calcular bien. Esto se traduce en caídas desde alturas que restan vida o en ser atrapados de manera injusta por alguno de esos pesados y sádicos trabajadores del matadero.

También se siente injusto que estos empleados sean tan tan avispados y capaces de vernos a la mínima oportunidad. Entonces comienza una persecución gallinácea en la que podremos usar el botón de «aceleración» para ganar velocidad… pero no olvidemos que somos una gallina y tenemos los movimientos limitados, además de esa fastidiosa cámara y esos saltos mal calibrados que se traducirán en ser pateados (literalmente) por nuestro perseguidor.

Unos gráficos que te ponen la piel de gallina

Para un indie y para una dev tan joven, impresiona. El Unreal Engine 5 brilla en el gore detallado: sangre chorreando, plumas volando, texturas industriales oxidadas. La iluminación dinámica crea sombras terroríficas, y la cámara en tercera persona te mete en la piel (plumaje) de nuestra gallina. Recorres durante las pocas horas que dura el juego un matadero que sobrecoge, por ese nivel de detalle visual y por esos añadidos que, en forma de sierras circulares eléctricas o en montones de cadáveres animales, nos recuerdan todo el tiempo cual será nuestro destino si fallamos en nuestra misión de huida.

Saborus cuenta con una banda sonora industrial (zumbidos, sierras, risas dementes) que da forma a una tensión magistral. Tiene subtítulos al español y doblaje en inglés de calidad que ayuda a la inmersión… pero cuenta con efectos de sonido repetitivos y algo pobres (los pasos de la gallina suenan a zapatos de tacón) y lo peor… voces AI en inglés que chirrían. Lo que si recomendamos es jugarlo con auriculares.

Conclusión

Saborus es un aperitivo terrorífico: corto, loco y memorable. No es un survival perfecto, pero su frescura indie y su mensaje picante lo salvan. Tiene un buen diseño de niveles y está pensado para que nos paremos, aunque sea un poco, a pensar en todo el sufrimiento animal que se esconde tras nuestros hábitos alimenticios. Y lo hace sin moralinas ni broncas, como un videojuego que es, que busca tu entretenimiento… pero que de paso te suelta esta realidad en la que mucha gente no se para a pensar.

Una vuelta de tuerca a los juegos de terror tan de moda, valiente y modesto, que vale la pena probar.

¿Listo para cacarear de miedo?

Giacco

Redactor jefe de las secciones de Cómics y Videojuegos, así como presentador de muchos de los programas de Hello Friki Podcast.

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