Crítica: «Alimañas», terror bajo tierra

Satsuki es un chico de secundaria de lo más normal. Ni destaca por sus dotes estudiantiles ni por su valentía ni iniciativa. Eso sí, combina sus estudios con un trabajo modesto donde ayuda a los demás. Él va a ser el protagonista involuntario de Alimañas, el nuevo manga de Nokuto Koike que está publicando ECC Ediciones y que consta de seis entregas.

Seguimos explicando la interesante premisa de la obra… Es en uno de esos trayectos en metro, Sasuke regresa agotado de su trabajo, cuando todo se desencadena. Tras un violento encuentro con dos compañeros de instituto, abusadores de libro, el tren donde viajan parece detenerse de golpe. Nadie sabe lo que ha pasado y los pasajeros del vagón comienzan a especular y a ponerse nerviosos. Todavía más cuando otros pasajeros, de otros vagones, irrumpen gritando y avisando de «algo».

Y, a partir de aquí… la pesadilla.

Alimañas es un manga de terror y de acción que sitúa todo su desarrollo en los túneles de metro, en un grupo de supervivientes (donde se encuentra Sasuke) que debe hacer todo lo posible para sobrevivir al ataque de unos seres surgidos de Dios sabe donde y que tienen un ansia de sangre insaciable.

Koike se preocupa por configurar un grupo de personajes variado y variopinto en el que nuestro protagonista destaca por inepto… para ir evolucionando conforme la tragedia y la aventura avanzan. Su gran corazón y su entrega lo sitúan entre los cabecillas del grupo, y encontrará el ensamblaje perfecto en otros miembros del heterodoxo equipo. No se trata de personalidades arquetípicas ni planas, sino que cambian conforme suceden los trágicos acontecimientos, conforme pierden algún compañero o conforme la amenaza se cierne, cada vez más, sobre ellos.

El misterio que rodea a los monstruosos seres no es sino un enigma más en esta obra que usa, de manera sublime, la desinformación que tiene el lector para crear una sensación palpable de angustia y desorientación. No sabemos cuántos seres se esconden en las sombras de los túneles, ni que grado de amenaza suponen… ¿han llegado a la superficie? ¿Vendrá alguien a rescatarles? Todos estos elementos (y muchos otros) son claves para que el manga nos mantenga en tensión permanente.

El gore también está presente, pero no de manera constante sino en momentos concretos y medidos, para no abusar de él y, cuando llegue, que lo haga de manera contundente. Si hasta encontramos dosis de humor y pinceladas de erotismo. Es una obra con muchas facetas en las que el autor se luce y disfruta desarrollando la historia. Además, su ligereza y rapidez, la convierten en muy apta para ser adaptada al audiovisual.

Seguramente ese será otro acierto: el no andarse con rodeos ni circunloquios y meternos de lleno en la acción. Los personajes y sus circunstancias se cuentan y se muestran sobre la marcha, al ritmo que marca la desesperada huida de este grupo de supervivientes.

¿Todo es perfecto? Pues ni mucho menos… Aunque el arte de Koike es impecable, las escenas dramáticas son un poco atropelladas y apenas discernimos qué es lo que pasa. Es cierto que la confusión y lo tenso del momento impediría saber que pasa con claridad y seguramente es una manera de reflejar esa confusión y lo rápidos que son los ataques. Pero incomoda no saber qué está pasando hasta que, al final de la escena, vemos un cuerpo troceado o un cadáver en las fauces de la bestia de turno.

Excepto por eso y por algún personaje que cumple una función concreta y que «huele» a tópico, Alimañas es una obra realmente interesante en el amplio panorama del manga de terror con tintes de acción. Cansados quizá de tantos zombis y kaijus, sienta bien leer una historia de ese tipo en la que los enemigos no están bien perfilados ni explicados. Lo central son las personas, sus relaciones y su lucha desesperada.

Una historia de terror subterráneo para leer en el metro.