Críticas de videojuegos

Crítica Dairoku: Agents of Sakuratani

Historia
Gráficos
Jugabilidad

Una historia muy divertida y curiosa que peca de sencillez casi al extremo. Si bien tiene sus puntos malos, es una entrega perfecta para pasar un buen rato

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La cultura japonesa se ha convertido en una de las bases más importantes para el sector del entretenimiento a nivel mundial. De hecho, en cuanto a videojuegos se refiere, no son pocos los que beben directamente de la mitología nipona y la usan como base para su lore. Dairoku: Agents of Sakuratani es un gran ejemplo de esto; un otome centrado en los ayakashis, en sus diferentes razas y en muchos otros conceptos típicos de las leyendas de este país, pero ¿qué nos puede ofrecer esta novela visual?

¿Aún no sabes qué es un otome?

No es la primera vez que hacemos reviews de juegos de este género, como Bustafellows u Olympia Soirée en esta página, pero dado a que muchos desconocen este término, volveré a hacer un resumen; es un subgénero perteneciente a las novelas visuales dirigido principalmente a un público femenino y las entregas de este subgénero suelen estar protagonizadas por mujeres.

Normalmente, las protagonistas de este tipo de videojuegos carecen de personalidad, a veces incluso de rostro, dado que las empresas japonesas quieren centrar la atención de las jugadoras en los chicos guapos que intentan conquistarlas. 

Ver seres que los demás no, ¿una maldición o una bendición?

Shino Akitsu tiene la habilidad de ver lo que otros no; espíritus, apariciones y criaturas indescriptibles, aunque decide mantenerlo en secreto. Sin embargo, cuando se presenta a unas oposiciones para optar a un puesto gubernamental, uno de los examinadores se da cuenta de cuál es su poder y le ofrece un trabajo en una agencia gubernamental secreta; el Departamento de Acciones Ocultas. En resumidas cuentas; su trabajo consiste en monitorizar a poderosos seres conocidos como “ayakashis” que viajan entre su mundo y el “más allá”.

En Sakuratani, un pueblo de otra dimensión, conocerá a incontables individuos del otro mundo con personalidades y habilidades completamente diferentes. En parte guardiana, en parte guía de viajes, tendrá que esforzarse todo lo que pueda para conocerlos y arreglar sus problemas interdimensionales.

Jugabilidad y contenidos

La jugabilidad de esta entrega consiste casi únicamente en la lectura y toma de decisiones propia del género, aunque cuenta con un minijuego muy sencillo en el que debemos pulsar los botones en el orden indicado para derrotar a ciertos ayakashis. Este modo solo estará disponible durante la ruta común y los resultados que obtengamos no contarán para las rutas individuales, únicamente para la verdadera.

En total, el juego dura aproximadamente unas 30 o 40 horas y contiene un total de seis rutas diferentes, una verdadera y cinco para los chicos; Shiratsuki, Tokitsugu Semi, Shu, Akuroou y Hira. Cada ruta cuenta con tres finales diferentes, el malo, el de romance y el de amistad.

A mayores, contiene un diagrama que sirve como guía para las escenas y la toma de decisiones, de forma que sepamos a dónde ir a la hora de querer completar el juego al 100%. Incluso contiene un glosario para explicarnos al detalle términos propios de la entrega.

Una historia curiosa, pero con clichés demasiado típicos de los otomes

La trama nos ofrece un concepto que puede recordar a las películas de Men in Black, pero el desarrollo es mucho más tranquilo, llevado incluso al género “slice of life”, centrándose así en conocer a los diferentes ayakashis y en mostrarnos la relación que hay entre ellos. De hecho, la historia en sí resulta demasiado superficial, cumpliendo así uno de los peores clichés de los otomes; si bien salen a la luz ciertos problemas a lo largo de las rutas, unos más graves que otros, a la hora de la verdad se resuelven con demasiada facilidad y sin haber consecuencias, como si nunca hubiera pasado nada.

Lo mismo se aplica a los personajes en sí. Aunque es cierto que la mayoría tienen una personalidad bastante llamativa y divertida, cada uno a su manera, lo cierto es que el desarrollo de personajes brilla por su ausencia. Digamos que en lugar de cambiar, conocemos más a fondo a algunos de ellos. Pero lo peor de todo es que, en las cinco rutas de los chicos, la relación entre ellos y la protagonista es más bien de amistad, saltando al amor de manera forzada en los finales románticos. De hecho, me atrevería a decir que los “canon” parecen ser los finales de amistad. Las únicas excepciones a esto son las rutas de Akuroou y Semi, que se centran un poco más en el avance de esa relación.

Japón y su mitología están por todas partes

La entrega hace mucho énfasis en la mitología japonesa; no solo se queda en el concepto de ayakashis, sino que nos muestra varias razas diferentes, como a los onis o los kitsunes, así como otras muchas palabras japonesas referentes a este tema (lo cual viene todo perfectamente explicado en el glosario).

Pero no acaba ahí, en los menús un claro diseño japonés, casi siempre con tonos grises y morados. Hasta el que diseñó a los personajes, Suoh, también conocido por Alice=Alice y Bad Apple Wars, fue capaz de plasmar a la perfección la idea que quería transmitir este otome gracias a sus dibujos sencillos y con rasgos afilados, encajando muy bien con esa trama ligera y sencilla cargada de chistes malos.

Conclusión

En resumen, nos encontramos con un otome más bien sencillo y divertido, del que no podemos esperar una trama especialmente desarrollada. Aunque los personajes son más bien planos, al menos se intenta compensar con el diseño de los mismos y sus fuertes personalidades, lo que los vuelve bastante interesantes. A mayores, cabe a destacar que cuenta con un sencillo minijuego que lo diferencia de la gran mayoría de novelas visuales, que solo se suelen centrar en el apartado de la historia.

Lo mejor

  • Sus gráficos.
  • Su duración de entre 30 y 40 horas.
  • Sus curiosos y divertidos personajes.

Lo peor

  • La falta de seriedad tan cliché del género otome
  • La ausencia de desarrollo de personajes
  • Los finales de romance dejan mucho que desear

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