Críticas de cine

Crítica: «The Tall Man». A mitad de camino

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Tanto en la literatura como en el cine, el terror y los mitos son elementos inseparables y a la vez complementarios. Nosferatu (1922), obra maestra suprema y primaria del género, hace uso del mito del vampiro en la literatura del siglo XIX y lo traslada a la imagen mediante una puesta en escena sumamente perturbadora. En años subsiguientes, el horror en el cine se ha construido a base de figuras míticas esencialmente misteriosas que conforman lo que se denominan arquetipos, estructuraciones a través de las cuales se pretende agrupar nuestros miedos más profundos para lograr en el espectador un efecto catártico.

Los ya mencionados vampiros así como los hombres lobo, fantasmas, brujas, demonios e incluso el diablo mismo son personajes clásicos del cine de terror. Más cerca en el tiempo, aquellos abrieron camino a seres más anclados en la realidad, humanos en apariencia pero con poderes sobrenaturales y de neto corte fantástico, sobre los que se ha edificado su propia mitología. Es el caso de Michael Myers, Freddy Krueger, Leatherface o Pinhead.

The Tall Man (2012), producción franco-canadiense de reciente estreno en España, retoma un mito del terror clásico no tan conocido como los mencionados anteriormente, el del ‘Hombre Alto’ del título, un personaje macabro y de tintes paranormales presente en numerosos y variados relatos centenarios de raíz celta y sajona pasando por la cultura germana e incluso la de las estepas de Rusia y Europa del Este. Según la leyenda, el ‘Hombre Alto’ es un ser con un pasado perturbador y violento que tiene preferencias oscuras por torturar a niños pequeños. Una variación de este antiguo personaje fue utilizada en Phantasm (1979), la famosa cinta de culto del director Don Coscarelli.

Tomando este relato centenario como punto de partida, The Tall Man se dispone a construir una historia de misterio con toques dramáticos y un poco de comentario social. El punto de partida es simple: Julia es una joven y bella médica residente de un pequeño pueblo estadounidense golpeado por el desempleo y la desintegración social. Como si fuera poco, varios niños han desaparecido sin dejar rastro. Para los pueblerinos, aquellos macabros hechos tienen que ver con una misteriosa figura a quien han denominado ‘El Hombre Alto’. Cuando el hijo de Julia es secuestrado, la mujer deberá emprender una carrera contra el tiempo para rescatarlo.

Es importante aclarar que el filme está escrito y dirigido por Pascal Laugier, director de la inquietante Martyrs (2008), una de las mejores películas de terror de los últimos años. Y, asimismo, antes del visionado de The Tall Man es clave tener en cuenta que está muy lejos de la propuesta de Martyrs. A pesar de que contiene marcas autorales del director, como personajes femeninos muy fuertes y perturbados, así como comentarios sobre la niñez y la pérdida de la inocencia, The Tall Man tiene su anclaje en el misterio y, sobre todo, en el género dramático. Martyrs no carecía de estos elementos, en especial durante su primera mitad, pero la nueva película de Laugier gira ciento por ciento en torno a estos dos géneros, con nulas referencias al gore y el terror extremo como en aquella producción francesa.

Tal vez la gran decepción de The Tall Man es su estructura –y cuidado aquí con los spoilers. Martyrs proponía una construcción episódica en la que la historia recorría un camino simple y bien definido durante la primera mitad, para luego, a fuerza de un giro narrativo, tomar una dirección totalmente diferente en la que se inmiscuían elementos fantásticos. The Tall Man se construye de forma similar, pero en este caso los episodios están invertidos. Es decir, la película comienza explotando el misterio de la leyenda fantástica del ‘Hombre Alto’ para finalmente ir cerrándose en torno a un relato más realista. Esto no es ni bueno ni malo. El problema subyace en que dicho relato se queda a mitad de camino en ambos episodios. El suspenso de la primera mitad decae abruptamente producto de un no muy logrado giro del guión debido a la sobreexplicación del argumento. El velo del misterio se va corriendo hasta dejar al descubierto un argumento bastante trivial, alejado de cualquier hecho misterioso como el que se propone al comienzo del filme.

La película recurre a un montaje sobrio, con interesantes planos secuencia de corta duración, pero en realidad se trata de un relato desaprovechado, porque la cinta promete construir un universo de climas de suspenso que nunca terminan por definirse producto de una vuelta de tuerca repentina a la mitad de la historia. Y justo cuando las cartas del nuevo universo ya están echadas sobre la mesa, ha quedado poco y nada de la intriga, la historia se convierte en una mucho más trivial y el género dramático gana por sobre el del thriller psicológico.

Así, The Tall Man se presenta como un filme de terror pero resulta en una película incompleta e indefinida que deja el sabor amargo de saber que el misterio y lo imprevisto de la leyenda del ‘Hombre Alto’ podría haber sido mucho mejor explotada.

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