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Crítica: “Kei, Crónica de una Juventud vol. 2”. Buscando a Karen desesperadamente

Resumen de la Crítica

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“Con mejillas sonrosadas por la mañana, disfruta de las galanterías, más por la noche es un esqueleto que no se pudrirá en los campos”

La combinación de los acertados planteamientos y diálogos, los sucesivos giros, las profundas construcciones de personajes, su claro contenido divulgativo así como las versátiles propuestas en cada episodio, la convierten en una obra muy satisfactoria con más destinatarios de los que parece.

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Se termina con el presente volumen la saga “El Errante” con sus dos últimos episodios y damos la bienvenida a “Karen”, título del segundo arco argumental de la obra donde ya se observan cambios en la estructura argumental. Si en el primero nos encontrábamos con las paradas de Kei en su particular viaje, combatiendo injusticias y protegiendo inocentes como un justiciero medieval, sirviéndose de estas experiencias para convencerse que la decisión de ir tras su amada es la correcta, en esta segunda película del exiliado samurái el esquema varía alejándose de la historia autoconclusiva de cada capítulo insertado en la historia río que esta obra abarca para narrar una historia larga repartida por capítulos pero donde cada uno es consecuencia del anterior. En lo que respecta a la primera saga, “Shizuka la solitaria”, nombre del primer capítulo del volumen y séptimo de “El Errante” que es secuela de “Bajo una nube que llora” que ya vimos en el anterior número, no contradice lo que expuse anteriormente ya que la anterior no termina con continuará, sino que cerrándose la trama que los autores pusieron sobre la mesa, la única diferencia es que Kei permanece en el prostíbulo donde suceden los hechos con una nueva situación que provocará nuevos discursos y lecciones de vida ante una adversaria intelectual que desconfiará del talente del protagonista, planteándolo como pantalla artificial donde se excusan los hombres para ocultar quienes son realmente, dada cuenta su profesión desconociendo los verdaderos sentimientos de Kei. Una historia donde predominan las relaciones humanas y donde los inspirados diálogos mantienen el interés del capítulo. Cierra el arco el capítulo octavo, “Si hay algo que borrar, son los días pasados” respetuoso con la premisa básica de esta primera parte con una nueva historia autoconclusiva sobre la mitificación del amor por los breves encuentros románticos seguidas de abruptas separaciones como estudio de los sentimientos a largo plazo, así como de metafóricas reflexiones del camino a la vejez desde una juventud deslumbrante y si lo que debe perdurar es el sentimiento contenido en el corazón o en la cabeza. Planteada desde varios de puntos de vista con el acierto de colocar contrapesos entre la juventud y la vejez a fin de tener una perspectiva experimental más amplia para la reflexión, el relato da en el clavo para sacar varias conclusiones a una serie de planteamientos que más de una vez nos ha pasado por la cabeza.

Entrando ya en el nuevo arco argumental, y que ocupa dos tercios del volumen, en “Karen” vemos un cambio en el tipo de narración de los capítulos que comprenden esta segunda parte en comparación con la primera. En primer lugar, las historias se suceden sin solución de continuidad ya que los cortes obedecen a los modos de producción de manga japoneses repartidos por capítulos en las publicaciones de rigor. En segundo lugar se observa una cierta coralidad en el reparto protagonista, porque no sólo Kei va a delegar parcialmente en otros personajes la importancia en las tramas, sino que en algún momento, como en “Utata”, el primer capítulo, su presencia es anecdótica justificándose por ser el destinatario último de la trama que poco a poco va despedazándose. Por último la cesión total de protagonismo en su parte final da a entender, salvo que por giros argumentales sea un espejismo, que bien puede tratarse de una historia compartida gracias a la introducción de Naruki Motanu, otro samurái deshonrado y perdido por un crimen pasional cuya segunda oportunidad le convierte en sujeto multifuncional al servicio del mejor postor. Dos caras de una misma moneda con el mismo destino: Kei cuya nobleza interior le provoca el olvido y Naruki, cuya visceralidad sanguinaria (innoble) le obsequia con lo mismo. Esta ocasión tendrá muchos puntos de interés, no sólo como comparación antitética de ambos en la que uno podría haber sido el otro, sino por la trama en sí y para justificar que esta saga se llame “Karen”. Ciertamente, en el apartado general, su importancia radica en la importancia de la información suministrada por Naruki sobre Karen, pero en el terreno individual del protagonista, aporta el equilibrio necesario para repartir carisma y profundidad, ya sea para contar con otro personaje que llegue al lector, que tenga un trasfondo rico que permita buenas tramas y consiga desembocar en buenos giros, como perfecto factor desmonopolizador de Kei que permita explorar nuevos ámbitos narrativos en lugar del esquema planteado en la primera saga de tránsito, parada, problema a solucionar, y vuelta a empezar.

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Este segundo volumen no tiene tanta acción como el anterior, pero esta compensado por el contundente dramatismo en todos sus contenidos, cuya presentación y desarrollo mantienen la lectura con tal interés que impide cerrar el manga. Realiza un estudio pormenorizado de las relaciones humanas y como se enfrenta el individuo al amor como sentimiento que puede dominarse y como afecta a las decisiones que se toman que modifican claramente el rumbo de sus vidas. Con dos volúmenes leídos, salvo que las cosas cambien sustancialmente, podemos encontrarnos ante la historia de amor de Koike y Kojima cuya sensibilidad se comprueba en otras grandes obras, pero de una manera más residual. Aquí, el concepto domina todas las motivaciones de los personajes, protagonista y secundarios. En todos los encuentros que nos depara Kei, el amor está conectado. En el protagonista para hallar a su amada, en Noruki como incentivo redentor, en algunas mujeres como concepto que se puede capitalizar para sobrevivir y en otras como utopía imposible, y en mas casos como herramienta debilitadora de adversarios. Por último, como es la clásica historia de viaje y búsqueda, a parte de la riqueza que las micro historias que cada capítulo contienen, son muchos los giros que se suceden para que esta no pierda el interés, lo que provoca una sincera necesidad de seguir escarbando en esta obra y así conocer donde nos dirigen las pistas que se van destapando una detrás de otra. La combinación de varios factores, como son los acertados planteamientos y diálogos, los giros de una historia de larga duración que mantiene el interés, las profundas construcciones de personajes cuyas motivaciones invitan a la reflexión, las situaciones y escenarios de claro contenido divulgativo y las versátiles propuestas en cada episodio muy bien desarrolladas, la convierten en una obra para un amplio segmento de público que deja muy buen sabor de boca.

Kei No Zeishun nº 2. Koike Shoin Publishing Co, Ltd. Kei, Crónica de una Juventud nº 2. ECC Ediciones. Rústico. Blanco y Negro. 366 pags. PVP: 13,95 €. Fecha de edición: Noviembre de 2015.

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