Reportajes de cine

‘Tiempo después’: verso libre en un mundo de prosa simplista

Tras seis años aparentemente desaparecido de la escena cinematográfica, José Luis Cuerda ha regresado con ‘Tiempo después’, un largometraje cuyos 95 minutos están dando mucho que hablar. No obstante, su (maravilloso) humor surrealista y lleno de ácidas reivindicaciones ha conseguido ver la luz de una forma casi milagrosa, y es que el proceso que se ha desarrollado desde que el director ideara el guion, hasta el estreno del pasado 28 de diciembre, da para trilogía de aventuras.

Para acudir al origen de ‘Tiempo después’ hay que retrotraerse más de 20 años, hasta 1997. En ese momento, Cuerda se hallaba en una transición entre la comedia amanecista de ‘Así en el cielo como en la tierra’ (1995) y una de sus obras maestras, ‘La lengua de las mariposas’ (1999). El humor, que tantas alegrías le había dado con ‘Amanece, que no es poco’, se pospuso para dejar paso –afortunadamente- a un drama realista que refleja la situación que se vivió en España durante la segunda mitad de los años 30. El resultado fue magnífico, pero por el camino se quedó una idea que el director no estaba dispuesto a abandonar.

‘Todo es silencio’ se estrena en 2012 y, desde ese momento, el cineasta albaceteño comienza un periplo que le lleva por unos derroteros difíciles de imaginar, incluso para una mente tan espléndida como la suya.

La resurrección de una idea perdida

La primera noticia sólida que tenemos sobre ‘Tiempo después’ data de 2015, año en el que Cuerda publica el guion en forma de libro. Ni siquiera él mismo es capaz de dilucidar las intenciones con las que concibió aquellas líneas, “a mi edad se olvida todo muy rápido y no sé si lo escribí antes como novela que como guion”, aunque el objetivo de llevarlas a la gran pantalla está muy presente en todo momento. En abril de ese mismo año, la novela se presenta en ‘En el aire’, late night en el que Andreu Buenafuente, Javier Coronas y el autor fantasean con encontrar un productor que apueste por la película. Cuerda no rehúye la idea –que parece gustarle mucho- y disfruta con las recreaciones de algunas escenas, cuyo parecido con las secuencias reales dejan patente un carácter guionizado muy obvio.

Detrás de estos sketches se escondía el germen del largometraje, desarrollándose poco a poco y con decisión, gracias a la ayuda de un grupo de niños mayores que crecieron bajo la tutela humorística de ‘Amanece, que no es poco’ y que se sentían en deuda con el creador manchego: La turba.

El cómico Edu Galán fue el primer involucrado. “Pensé que necesitaba gente alrededor para ayudarle en la producción, y me parecía una vergüenza que esa película no se hiciese, que se diera a José Luis Cuerda por amortizado cuando ese guion es una joya absoluta”, asegura; así que se puso manos a la obra intentando conseguir financiación, pero las puertas se iban cerrando en sus narices y su frustración crecía. Hasta que la casualidad –o el guardián celestial del cine de calidad, llamadlo como queráis- hizo su primer cameo (de muchos) en esta historia, personificada en Berto Romero; el catalán contactó a Galán para decirle que había hablado con Cuerda y que esa idea tenía que llevarse a cabo.

Berto Romero en 'Tiempo después'
Berto Romero en ‘Tiempo después’

Como no podía ser de otra forma, a su lado estaba Buenafuente, ambos muy seguros de lo que hacían porque ya habían comprobado lo bien que aquella novela podría funcionar con cámaras, actores y micrófonos. Había nacido La turba.

Sus cuatro integrantes, con el salto de calidad que suponía tener a El Terrat de su lado, comienzan a diseñar un plan de acción para sacar adelante el proyecto. En una de sus reuniones piensan en Arturo Valls, que por aquella época acababa de producir la comedia ‘Los del túnel’; Edu Galán contacta con él, le cuenta la existencia de un guion que sigue la tendencia de ‘Amanece, que no es poco’ y su respuesta es rotundamente afirmativa: “Yo no doy crédito de que eso exista y llamo a mi socio, Félix Tusell, que además es amigo personal de Cuerda porque su padre produjo la primera película de José Luis”.

Las casualidades seguían surgiendo, y Valls expresa de esta forma su sensación al comprobar que todo iba cobrando un sorprendente sentido poético: “En ese momento empezamos a ver que los astros se alineaban”. Tusell, que ya había hablado con Cuerda de producir la película, vio la oportunidad de recoger el legado de su padre y se subió al barco sin dudarlo. Para él, el largometraje tiene un toque muy especial: “está dedicada a mi padre, porque está conectada con él”. El equipo ya estaba completo y, a partir de ese momento, el camino apareció ante sus ojos.

El mejor homenaje posible

La facilidad con la que se ha hecho la película, desde el mismo instante en el que tuvo los ‘padrinos’ adecuados, es la muestra perfecta de que la industria se equivoca estrepitosamente en su manera de elegir los proyectos que van a salir a la luz. Y es que se trata de un guion que, ya a primera vista, brilla con luz propia. ¿Cómo pudo ser rechazado en tantas ocasiones?

“Que haya costado tanto lanzar una nueva película de José Luis es una prueba más de este capitalismo salvaje que nos domina. Vamos a cosas testadas, muy probadas, que en teoría pueden funcionar. Aunque luego nunca se sabe”, se queja Arturo Valls. Según él, todos los actores a los que se ha propuesto trabajar en ‘Tiempo después’ han aceptado, con una celeridad solo comparable a la de las productoras rechazando el proyecto por no ser lo suficientemente comercial.

En mayo de 2015, durante una entrevista para el programa ‘Otra vuelta de tuerka’, Cuerda reconocía que, si por él fuese, “haría una película con ‘Tiempo después’”, y reflejaba con esta crudeza las barreras existentes: “cuando intentas mover algo, tiene que ser un producto de la televisión, de una de sus productoras. Y lo que piden es algo que sea incuestionable, que no produzca molestia a nadie, que guste al abuelo y al nieto. Eso no existe… o lo que existe es un engendro”.

Nadie duda de la necesidad de que existan blockbusters que muevan millones y millones de euros para mantener viva la industria; pero olvidarse del resto de géneros es un error catastrófico. Berto Romero califica este tipo de obras más independientes como “necesarias”, y refleja con mucha exactitud las consecuencias que pueden derivarse de una simplificación de la escena tan cruel: “Hay que proteger esto, porque nunca sabes cuál es la semilla que va a germinar el próximo árbol. Si no dejas que se produzcan versos sueltos, flores raras, experimentos, sean fallidos o no, si no das espacio para eso, luego no se renueva”.

Lo más bonito de todo esto es que Cuerda ha conseguido superar todas esas trabas que dejan fuera la calidad en favor del beneficio económico, y lo ha hecho para llevar a los cines una crítica voraz sobre la omnipresencia de este mismo sistema en todos y cada uno de los rincones de la sociedad actual. Su estilo, único e irrepetible, hizo que ‘Tiempo después’ estuviera perdida en muchos momentos, pero también ha sido la clave para su resurrección.

Reparto 'Tiempo después'
Cuerda con los actores de ‘Tiempo después’

El concepto ‘homenaje’ se repite una y otra vez cuando los actores hablan sobre cómo ha sido participar en el largometraje. Consiguió arrancar gracias a un grupo de fans, decididos a tender su mano hacia una de las figuras que marcó sus vidas, y ha sido desarrollado por más fans, contagiados por ese mismo sentimiento de deuda que se ha traducido en una atmósfera mágica.

El resultado es, para el propio José Luis Cuerda: “lo mejor que he hecho en mi vida, en términos cinematográficos”… que no es poco.

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