Crítica: «Mamá», espectral sobreprotección.

Dirigida por Andrés Muschietti sobre un guión de él mismo y de Barbara Muschietti, esta coproducción hispano-canadiense nos cuenta como unas niñas y su padre se pierden por un bosque intransitable y como, al cabo de los años, la incansable búsqueda del tio de las niñas (hermano del desaparecido), consigue fructificar con el hallazgo de las dos pequeñas, que han seguido con vida, misteriosamente. El hecho de crecer solas las ha devuelto a un estado de salvajismo del que les será dificil desprenderse (al menos a la más pequeña). La incógnita de como han podido sobrevivir solas tanto tiempo se desvelará pronto: en realidad no estaban solas, siempre las acompañó y protegió una extraña presencia a la que ellas llaman "mamá"… y esa presencia parece no querer abandonarlas.

Esta es la inquietante historia que sirve de base al film y que es bien explotada en conjunto, construyendo un argumento que siempre avanza ágil y que nunca decae, siempre "in crescendo" hasta el vertiginoso final. Puntualizo lo de "en conjunto", porque hay pequeños detalles argumentales que a veces rayan lo estúpido y sacan al espectador de toda esa tensión que rodea al film, pero son cosas puntuales y perdonables. También se le puede achacar un sobre-exceso del cgi, unas imágenes constantes del fantasma que, de tan habituales, pierden toda su fuerza. Esto pasa en los últimos minutos de la película, concretamente en la última escena, en la que al fantasma solo le falta dialogar y gesticular. Y es una pena, pues los minutos anteriores son realmente fabulosos, aterradores y muy memorables.

Resumiendo las impresiones que la película genera, podemos decir que tiene un inicio incierto pero que se desarrolla bien. El nudo de la película es entretenido y te mantiene espectante tanto por las apariciones fantasmales como por las piezas del argumento, que poco a poco van encajando. La última media hora es un carrusel de sustos y emociones que terminan desinflándose al final y dejando un extraño regusto de "lo que podía haber sido y no fue".

En el apartado artístico tenemos dos claros "bandos": por un lado están los adultos, los tutores/tios de las niñas, interpretados por Nicolaj Coster-Waldau y Jessica Chastain (una protagonista coherente en una película de terror! Esta no es de las que se levantan al escuchar un ruido y se sumergen en la oscuridad, no. Esta se queda en la cama y se tapa hasta las orejas… lo que haríamos todos!). Realizan un trabajo aceptable, sobre todo ella… pero queda ensombrecido por lo que realmente impacta de la película: la fabulosa interpretación de las dos niñas (Megan Charpentier e Isabelle Nélisse). No sé quien habrá sido el encargado de trabajar la dirección de actores con ellas, pero sin duda ha hecho un trabajo perfecto. Sus papeles son creíbles y sólidos, consiguiendo una comunicación absoluta con el espectador. Miedo, pánico, amor, tristeza, confusión, desconfianza… todo tipo de emociones son capaces de transmitir estas dos niñas. Genial.

Puede que Mamá no sea la mejor película de terror del año, pero los gritos que proferían desde las butacas me hace pensar que es una de las más aterradoras que se ha visto en mucho tiempo. Una gran opción a los amantes del género que, si bien no van a ver nada original ni revolucionario, pueden quedar satisfechos ante tanto susto y "bote" nervioso en su asiento… siempre y cuando sepan disculpar si no gusta el final. Piensen que, al fin y al cabo, películas de terror hay muchas… pero Mamá, no hay más que una.