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Entrevista a S.H. Burr, autor de «El misterio de la Telaraña Delatora»

Hemos realizado un cuestionario a S.H Burr que ha debutado en el ámbito literario con su novela detectivesca El misterio de la Telaraña Delatora de 2021. La obra, que consta de cinco capítulos, está escrita con una erudición y una lucidez brillante que le otorga dinamismo a la trama.

Escarlata: Lo primero, muchas gracias por aceptar nuestra entrevista y pregunta obligadísima. ¿Quién es S. H. Burr y qué le motivó a ambientar una novela detectivesca en esa época?

S.H Burr: S. H. Burr no es más que un seudónimo, puesto que, como publico otros libros sobre otros temas con mi nombre real, no quería que se mezclaran. S. H. son las siglas de Sherlock Holmes y Burr es el apellido de Raymond Burr, que no solo interpretó en 1954 al asesino de La ventana indiscreta, sino también al abogado Perry Mason en televisión, un personaje que me fascina. Es pues un nombre elegido de la combinación de varias cosas que me encantan.

En cuanto a la época, desde pequeño siempre he sido un fan de la literatura de misterio y del cine de los años 30-50, por lo que lo que he hecho ha sido seguir creando una historia de ese estilo y en esa época. Tengo la sensación de que, por desgracia y como le pasó hace ya mucho tiempo a las historias del Oeste americano, están cayendo un tanto en el olvido. Se rescata a los grandes autores clásicos, pero la novela negra que se escribe hoy en día va por derroteros muy diferentes, con más violencia, con más componente social y creo que sería una pena que se acabara perdiendo un género que tan popular fue en su día.

E: El estilo de Arthur Conan Doyle y de Agatha Christie se percibe a lo largo de la novela, ¿hay alguna influencia literaria más que se deba tener en cuenta?

S.H.B: No, principalmente en esta primera novela son los que usted dice y, sobre todo, Arthur Conan Doyle y esa narrativa en primera persona que hacía el doctor Watson. Quien narra la novela es el doctor Frank Bruce, que es un trasunto de Watson.

En futuros proyectos que todavía tienen que madurar me gustaría adoptar un estilo más parecido al de Dashiell Hammett o al de Raymond Chandler y reflejar algún personaje más «a la americana», más al estilo de Sam Spade o de Philip Marlowe…, pero eso quizá para más adelante y siempre teniendo claro lo difícil que es asemejarse ni siquiera un poco a los grandes maestros del género.

E: Otro rasgo que sobresale es el cine. Aparecen menciones a Hitchcock, sinuosas referencias a John Huston e incluso el apellido Monroe. Claramente, todo está relacionado con el cine de los treinta/cuarenta. ¿Hay algún director/actor que le haya inspirado?

S.H.B: Alfred Hitchcock siempre ha sido mi director de cine favorito. Nombrar películas de aquella época es algo que me gusta hacer porque creo que deben perpetuarse en el recuerdo y porque, además, los personajes hacen lo que nosotros mismos hacemos hoy en día, es decir, hablar de las cosas del día a día.

Sin embargo, la inspiración directa son las quince películas de Sherlock Holmes que entre 1939 y 1946 interpretaron Basil Rathbone y Nigel Bruce. Llevo treinta años viéndolas una y otra vez y, como a cualquier fan de cualquier saga o serie, siempre que llegas a la última te da una enorme pena que se acaben. De alguna forma, aunque haya cambiado los personajes como tal, lo que he querido es continuar con esas historias, que sea una saga que no acabe nunca… por lo menos para mí.

Y ya que lo nombra… ¿por qué no acordarnos de Roy William Neill? Él fue el director de casi todas esas películas además de alguna otra muy interesante en el cine negro o en el de terror y, para no variar, es uno de los cientos de cineastas que ya nadie recuerda.

E: La obra, aparte de ser directa y contar con una narrativa bellísima, tiene personajes redondos que subvierten los estereotipos de género. Se me vienen a la mente dos personajes femeninos: Mary Anne y Sylvia. ¿Eso podría asociarse a la fragilidad masculina que auguraba la aparición de la femme fatale o decidió aprovechar las coyunturas socio-políticas de esos años?

S.H.B: Difícil pregunta. Por un lado, podría decirse que la literatura de detectives de aquella época solo estaba protagonizada por hombres, pero eso no es verdad y tiene usted casos de mujeres que investigan crímenes desde la época victoriana, por no hablar de geniales escritoras como Mary Belloc Lowndes o Ethel Lina White. A veces parece que, exceptuando a Agatha Christie, las mujeres no contribuyeran nada en este género. Nada más lejos de la realidad y ahora están por fin saliendo a la luz.

Creo que cualquier relato de cualquier época que excluya a uno u otro género es algo que está incompleto de por sí. No puedo decir si en mi novela aparece o no alguna femme fatale porque estaríamos desvelando aspectos de la trama. Sin embargo, sí que he querido de alguna forma que, tanto ellos, como ellas tengan algo que decir, que juntos piensen las posibles soluciones, que tanto ellos como ellas se equivoquen…

El personaje de Sylvia Mortimer es atípico conforme a la rígida moral de la época, pero siempre han existido en realidad mujeres que no se amoldaban a los cánones de lo que la sociedad esperaba de ellas. Volvamos al cine y pensemos en Barbara LaMarr, en Gloria Swanson, en Natacha Rambova, en Nazimova o en Marlene Dietrich. Todas ellas fascinantes. Sylvia Mortimer es un poco como ellas.

En cuanto a Mary Anne es el alma gemela del doctor Bruce. Este no se entera de mucho y ella le abre mil perspectivas o le hace pensar en detalles que no había pensado. Más allá de ideologías de uno u otro signo, son dos personas que se compenetran y en donde ella, por supuesto, tiene mucho que decir y que aportar, al igual que cualquier policía.

E: Al contrario que, y creo que debe contarse, las peripecias de Watson  y Holmes, Rathbone y Bruce tienen un rostro humano del que carecen otros detectives, ¿a qué se debe?

S.H.B: Porque, si lo piensa, los detectives eran muy insoportables. Sherlock Holmes podía ser insufrible, Poirot ya ni le cuento, a Maigret lo abandona su mujer en la genial serie protagonizada por Rowan Atkinson hace unos pocos años… Ya no digamos nada de los detectives de la novela americana, de su cinismo o del machismo de Mike Hammer, la creación del por otra parte fantástico Mickey Spillane.

S. S. Van Dine, el padre de Philo Vance, opinaba que el amor no puede formar parte de una novela de intriga puesto que se distorsionaba el género.

¿Por qué no? Creo que hay que humanizar un poco a los personajes. Todos tenemos sentimientos amorosos o de atracción hacia otras personas y seguir con personajes que parecen robots parece demasiado irreal. Además… ¿acaso no se enamoró Sherlock Holmes de Irene Adler? ¿No sintió Poirot fascinación, cuando menos, por algunas mujeres aunque, por su peculiar forma de ser, se negara a admitirlo? ¡Vamos a crear detectives más humanos, que una cosa no está reñida con la otra!

E: A colación con esto, ¿qué metodología ha empleado para documentarse? Porque la trama transcurre en Londres y ha reflejado minuciosamente ciertos lugares reales.

S.H.B: Le tengo que decir que la primera inspiración ha sido Sherlock Holmes y la voz del terror (1942), que se desarrolla en una Inglaterra bombardeada por los nazis. A partir de ahí, he consultado algunos libros sobre el lugar y la época, pero tampoco con la misma profundidad como si se hubiera tratado de una novela histórica, que exige una labor de documentación más ardua.

Por otra parte, hay lugares concretos, pero otros mucho más vagos porque siempre he pensado que las historias deberían desarrollarse en el lugar que imagine el lector. Nunca me han gustado demasiado las descripciones pormenorizadas de, por ejemplo, la literatura realista porque creo que condiciona demasiado y se le quita libertad al lector de que pueda imaginarse escenarios.

E: Para concluir, un rasgo que me ha gustado es que, en dos ocasiones, nombra a Miriam Fernández Pérez que ha hecho un gran trabajo porque encajan a la perfección las ilustraciones con el texto, ¿por qué se decidió que no estuvieran a color?

S.H. B: Miriam vale más que las joyas de la Corona y qué menos que reconocer su enorme talento. Con respecto al blanco y negro de las ilustraciones interiores, es un poco porque he querido reproducir la apariencia de las novelas de antaño donde la portada era un dibujo que podía llegar a tener millones de colores y en el interior se dibujaban varios pasajes en blanco y negro y de una forma mucho más sencilla. Quizá hubiera quedado más bonito con dibujos con color en el interior, pero yo creo que eso es más típico de otros géneros y se hubiera alejado un poco de la estética clásica de la novela detectivesca… lo que no quiere decir que en posibles futuras entregas no se use el color, quién sabe.

La novela está disponible, tanto en físico como en formato digital. En Hello Friki realizaremos una reseña de la misma porque consideramos que es bastante interesante, tanto por su estilo narrativo, como por el desarrollo de los acontecimientos. Consideramos, también, que esta historia no dejará indiferente a nadie que ame las producciones culturales de misterio y del cine clásico.

Portada de la novela

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