Crítica: “AMAZONIA, Kenia Ciclo 3”. La consolidación de una gran aventura.
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“No saben si... se trata de un extraterrestre...”
Tribus indígenas, conquistadores, misterios alienígenas y experimentos nazis.
No sólo de la ciencia ficción vive Leo. Si además ECC se ha empeñado en convertir a su clientela al leocompletismo es imposible que este fenómeno pase desapercibido. En efecto, los ciclos de Alderaan, Centaurus y Tierras Lejanas son grandes obras pero sin el ciclo Kenia, aventura por encima de todo, el cuadro no estaría completo.
Volvemos a encontrarnos con Kathy Austin, la valiente e inteligente aventurera creada a partir de la imaginación del versátil creador brasileño Leo muy influenciado por los primeros enfoques de la fusión de la ciencia ficción locuela y ovnis de los cincuenta pero con añadidos más modernos tipo Indiana Jones y Lara Croft.
Estos elementos ya los vimos en Kenia y Namibia, pero en Amazonia se supera algo más al introducir de forma más sutil el aspecto alienígena más reconocible con el misterio de Roswell y con los primeros coletazos de la Guerra Fría a la par que desarrolla un drama violento y familiar a partir del desastre final para los alemanes después de la Segunda Guerra Mundial.
Como además cambiamos de continente y nos desplazamos a sudamérica, no abandonamos la sensación del salvajismo de la tierra natural sin apenas civilización cambiando las tribus africanas por los indígenas de los afluentes del amazonas en zonas impracticables de Brasil. Pero siempre con pequeños grupúsculos humanos medio civilizados donde las grandes potencias han podido colocar posiciones de influencia dando lugar a una extraña mezcla de poder sin poder y donde es imposible ponerle puertas al campo. Además, con el exotismo y misterio del aura mística de las misiones de los conquistadores que vieron truncadas sus misiones en claros equilibrios a lo sucedido con un submarino alemán tripulado por un grupo compuesto por varios nazis y que es una de las bases argumentales de la obra.
Porque a punto he estado de decir que era el mcguffin de la obra…porque no lo es…en principio. O sí… El caso es que podría funcionar así porque desde el principio es un motor de búsqueda por el que los personajes den vueltas alrededor de todo y de sí mismos y conozcamos sus entresijos y mas de sí mismos. Pero también está el misterio de cierto componente fantástico de la obra, similar a los dos capítulos anteriores de la vida de nuestra protagonista. Pero es que a su vez estamos con la novedad que supone la historia lateral de la obra pero que transcurre en tiempo pasado, obviamente relacionado con lo que ocurre en el lugar donde está Austin (y ojo, a partir de unos frikis de Bram Stoker) y en otro lugar, novedad narrativa de este ciclo, y que ahonda en el misterio que quieren desarrollar los autores y que enriquece la lectura pero que agotaría la paciencia al lector francés que leyera esto a ritmo editorial. Eso sí, y hay que reconocerlo y cada vez me gusta más esta experiencia lectora, será que me hago viejo. Son dos lecturas totalmente distintas y promueve la relectura, algo que a veces me suena a una fantasía o algo que se hacía en tiempos de los faraones: la relectura, ¿existió alguna vez? Tras la lectura tal y como está publicada, leída después cronológicamente, la dimensión de la obra es otra. Ni gana más ni gana menos, es otro nivel de entretenimiento. Más lineal, lógicamente, pero se descubren capas que podrían pasar antes inadvertidas.
Sobre los personajes, hay de todo pero que no se esperen sorpresas en comparación con las obras de Kenia y Namibia. Aparte de Austin, de la que presenciamos su evolución sin hallar contradicciones en la misma, afortunadamente, no hay novedades en el frente. Están los típicos alivios cómicos, los malos de manual, los tontos útiles, los que sirven para explicar el contexto histórico y los científicos de rigor para ídem.
Otra cosa es la trama paralela. En este apartado, Rodolphe y Leo suben dos niveles y no se conforman con lo típico, ya que presentan a una pareja de personajes de mediana edad que en contexto histórico muestra una valentía bidireccional contada con una sutileza asombrosa y muy inteligente. Esperemos que si los autores siguen con este universo de ficción rescaten a los buenos Óscar y Clyde.
En el apartado gráfico Bertrand Marchal, está a gran nivel. Sobre todo teniendo en cuenta que las obras de Rodolphe y Leo son muy ambiciosas a todos los niveles. Ya no sólo por la cantidad de géneros, sino de lugares, porque si en anteriores ciclos la mayoría de escenarios se localizaban en la África profunda, aquí pasamos de las densas junglas amazonas, a pueblos del este de Europa profundo, a la Alemania nazi, al Londres de la postguerra, a los USA de mediados de los cuarenta, a todo tipo de vehículos y armamento militar, etc. Y claro, no son solo los lugares e iconografía bélica, es también la ambientación, la riqueza cultural, las atmósferas, el vestuario, las anatomías en función de los orígenes, etc. No tiene la pureza de Leo, a mi entender, casi sobrehumana, creo que no es tan limpio y suelto, pero sí transpira cierta uniformidad en el conjunto del ciclo que le hace continuista visualmente.
En conclusión, Amazonia tiene de todo: nazis en huida, conquistadores y sus tesoros, misterios alienígenas, experimentos nazis, hasta vínculos con el Drácula de Bram Stoker! Pero lo mejor, es que ese todo está bien hilado y equilibrado.
Amazonie Épisodes 1-5, Dargaud. Amazonia, ECC Ediciones. Cartoné (170×240 mm.). 256 págs. Color. Pvp: 26 €.