Crítica: «Sleeper 2. Todo es mentira», sin salida.
Resumen de la Crítica
General
Guión
Dibujo
Personajes
Historia
Edición
Imprescindible
Impresionante serie que combina de manera excelente el género del superhéroe y el de la serie negra
El segundo volumen de la serie Sleeper, publicado por ECC, contiene los números 7 al 12 de la edición original y está titulado «Todo es mentira». No se me ocurre mejor frase para definir el momento que atraviesa Holden Carver, el protagonista de esta colección, infiltrado en un grupo de supervillanos y condenado a permanecer por siempre en ella.
En el anterior tomo dejamos al agente Carver perdido en la malvada organización de Tao, donde se ha infiltrado a las órdenes de Lynch, su enlace gubernamental y la única persona conocedora de su misión. Pero recordemos que Lynch ha entrado en coma y, a todos los efectos, Holden Carver es un supersoldado criminal, uno de los malvados hombres de confianza de Tao. Ahí se encuentra sumergido, en ese pozo de corrupción y de maldad, sin posibilidades de reclamar su verdadera naturaleza bajo la amenaza de ser descubierto por sus actuales compañeros que no pestañearían siquiera antes de fulminarlo.
Pero el arranque de este tomo dinamita el apasionante final del anterior y lo lleva a nuevos y emocionantes caminos… Carver está recibiendo señales externas de alguien que quiere ayudarle a salir de la organización de Tao, pero ¿quién es ese alguien? Solo Lynch, ahora en coma, conoce su misión y la manera de ponerse en contacto con él. ¿Debe fiarse de quién le tiende la mano o debe pensar que es una treta de Tao que comienza a sospechar que hay un topo en su organización?
Si en algún momento pensamos que la delicada situación del agente infiltrado puede solucionarse y quedar libre o puede empeorar y quedar al descubierto… Brubaker nos sorprende con un avance en la trama alejado de todo lo que hubiéramos podido imaginar, aprovechando la ambigüedad en la que Carver se ha movido estos últimos meses y colocándolo en una delicada situación moral.
No penséis que este género negro mezclado con superhéroes carece de acción o dramatismo, ni mucho menos. Con un nutrido grupo de personajes ya desarrollados y con los que nos sentimos sobradamente familiarizados, los autores consiguen encadenar situaciones frenéticas de acción y emoción en la que Carver se mueve permanentemente en la cuerda floja y nosotros sufrimos con él. No faltarán tampoco las muertes dramáticas, las relaciones sentimentales tormentosas, las traiciones y las lealtades más absolutas, viniendo estas de los lados menos esperados y contribuyendo a despistar constantemente al lector, manteniéndolo pegado al cómic. Porque ese es uno de los aspectos más destacables de Sleeper, la sorpresa constante, el avance inexorable de la trama que no duda en dejar por el camino personajes o sentimientos, con tal de buscar el siguiente paso, el siguiente nivel en la arriesgada incursión de Holden Carver en la más peligrosa organización existente, como bien claro queda expuesto tras una de las charlas finales de Tao con Carver.
No falta el final pirotécnico que sin duda empujará a leer el siguiente volumen, pues si asistimos en este a unos momentos memorables, se anuncia con dicho final una continuación realmente apasionante.
Brubaker firma un guión sólido y eficaz, que sabe mantenerse dentro de los difíciles límites que se ha autoimpuesto con esta extraña mezcla de géneros (superhéroes/género negro) y no desfacelle nunca sabiendo dosificar momentos de acción, de tensión y de romance con gran eficacia. Acompañado del dibujo de Sean Phillips, que es la combinación perfecta para crear un cómic destacable e inolvidable. De obligada lectura.
Como no puede ser de otra manera, la edición de ECC se acompaña de las portadas originales (y bocetos de las mismas), obra de Sean Phillips, pero realizadas con distinta técnica a las páginas interiores, y en las que predomina un impactante realismo con unos expresivos retratos.
Seguimos recomendando esta grandísima colección que combina como ninguna otra diversos géneros y que contiene considerables dosis de emoción, tensión y talento creador.