Crítica: «Little Big Workshop». Cómo ser tu propio minijefe
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Gráficos
Diversión asegurada para los más trabajadores
Un juego para malabaristas de la gestión, adictos al trabajo y productores de patitos de goma en ciernes
¿Llegas a casa del trabajo y echas de menos seguir trabajando? ¿Piensas que podrías coordinar las tareas mejor que tu jefe y quieres demostrarlo? ¿Soñabas con fabricar algún día patitos de goma en masa? Si la respuesta a todas estas preguntas es ‘sí’, este es tu juego
Publicado originalmente para PC el pasado año, ‘Little Big Workshop’ llegó a Nintendo Switch (y un poco antes, para variar, a otras plataformas) el 1 de octubre, de la mano de la compañía sueca Mirage Game Studios.
La premisa parece simple: nos hemos montado una pequeña industria sobre una mesa de bricolaje en la que diminutos operarios trabajarán en cadena para fabricar todo aquello que nosotros vayamos planificando: sillas, mesas, estanterías, juguetes, monopatines…y toda clase de objetos, como si de un almacén de Santa Claus se tratase.
Pero más nos vale estar atentos al tutorial inicial porque, pese al corte amable de ‘Little Big Workshop’, el manejo del juego en un estadío inicial no es para nada sencillo: menús de estrategia, producción, gráficas, espacios y estaciones de trabajo, e incluso la posibilidad de acelerar el tiempo. Y la complejidad y dificultad irá en ascenso a medida que avancemos.
EL MERCADO
Pero, ¿quién decide realmente lo que fabricamos? Como en la vida misma, no somos nosotros, sino el mercado, con sus gráficas fluctuantes de demanda y posterior precio de venta, el que determina qué objetos es preferible que nos pongamos a producir.
Y sus estándares. Porque cada producto que fabricamos tiene unos mínimos de ligereza, resistencia y diseño; parámetros que deberemos cumplir al escoger los materiales en nuestro menú de diseño del proceso de producción (a menudo más complejo que un sudoku).
ESTACIONES DE TRABAJO
Una vez escogidos los materiales, debemos asignar a cada proceso una estación de trabajo. Teniendo en cuenta que son necesarias estaciones diferentes para determinados procesos de trabajo, habrá que desembolsar el dinero (ese valor que no para de descender sin descanso en el juego a medida que avanzan los segundos) para poder producir de forma más rápida.
Lo más seguro es que tengamos que distribuir más de 10 procesos similares entre dos estaciones de trabajo. Gestionar estas estaciones (compra, mantenimiento y reparaciones de averías en las que sale fuego de la máquina y los pequeños operarios corren despavoridos) y su tiempo de cola de espera es uno de los elementos más complejos de este juego, que pondrá a prueba hasta al trabajador más eficiente.
CLIENTES Y ENCARGOS
Además de lo que vamos produciendo para sacar a la venta en el mercado, a lo largo de nuestra jornada son varios los clientes que pueden contactar con nosotros para pedir los servicios de nuestro taller y hacernos pedidos. Irónicamente, una empresa nórdica nos pedirá un cargamento de muebles.
De cumplir los estándares de calidad y los plazos acordados dependerá que la empresa quede satisfecha o no con nuestros servicios.
TRABAJADORES Y RECURSOS
Desde el menú, podemos contratar nuevos trabajadores (y despedirlos). Estos están divididos en varias categorías profesionales, e irán subiendo de rango a medida que pasen tiempo en nuestra empresa. Uno de los puntos a tener en cuenta es la necesidad de cuidar su bienestar a lo largo de la jornada laboral. Para ello, debemos proveerlos de una sala de descanso lo mejor equipada posible. Las posibilidades son muy variadas: máquinas expendedoras, café, mesas e incluso objetos de decoración para reducir el estrés.
De lo contrario, se desplomarán en el suelo y dejarán de trabajar hasta que se repongan.
Y la verdad es que, a veces, como jugadores (y jefes de nuestra propia fábrica) también tendremos ganas de tirarnos al suelo. Y de dormir y dejar de trabajar. Porque la tensión que ‘Little Big Workshop’ mantiene, pese a tratarse de un juego casual, puede en algún momento convertirse en estrés. Y es que, a pesar de la buena integración que Nintendo Switch ha hecho de este formato (manejo sencillo e intuitivo de los controles y menús), de los gráficos simpáticos y del sentido del humor que demuestra este pequeño gran juego, a veces es preferible no saber lo que se siente siendo jefe.