Críticas de cómics

Crítica: “Universo Sandman: El Sueño (integral)”. Dignificar el legado.

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“Aquí, las historias tienen mucho poder”.

Con talento, respeto y formatos equilibrados, el Universo Sandman avanza firme y en línea recta.

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Considero al universo Sandman una especie protegida. Una publicación infrecuente y aperiódica, dormida que no encerrada, que despierta fuerte y completa en el momento justo. Un acontecimiento editorial en sí mismo, por el regreso de su riqueza mitológica e iconográfica y por el valor cualitativo para el medio. 

Y aunque parece seguir un patrón por hito editorial (aniversarios de la serie de Morfeo o del sello Vertigo), las publicaciones relevantes de Sandman se colocan en la parrilla editorial con una carencia prevista, como un mundial de fútbol. Acontecimientos fundamentales ambos para su correspondiente público.

En definitiva, que Sandman es una cosa muy gorda y hay que cuidarlo.

Cierto es que desde la finalización de la obra maestra de Gaiman se han desarrollado muchas series y miniseries, sobre todo estas últimas, con desigual fortuna en su calidad. Pero las que llegué a conocer no iba más allá de rescatar a tal personaje secundario, hacer el chascarrillo que recuerde a la obra madre y desarrollar historias en círculo sin alterar sustancialmente el statu quo. Ojo que hay maravillas como el “Lucifer” de Mike Carey, pero ya volaba solo, no estaba opacado por la serie de Morfeo, era totalmente autónoma. Vamos, considero que el resto no restaba, pero apenas sumaba.

La vuelta al ruedo del universo Sandman como ente protagonista y de duración respetable supera la ambición de esos encargos. Las apariciones de todos los que dan forma a El Sueño, de menor a mayor importancia editorial y carisma, regresan con un rol de altos vuelos, no como secundarios recurrentes. Lucien, Caín, Abel y Merv, por ejemplo, no aparecen para saludar y volver a sus quehaceres, son engranajes fundamentales de la nueva historia. 

El Sueño se suma a «Lucifer» y a «Los Libros de la Magia» para ampliar por fin de forma contundente el universo nacido del binomio Gaiman-Vertigo. También cuenta la novedosa «La Casa de los Susurros», para entre todos producir más de ochenta capítulos coordinados editorialmente en cuatro series en un proyecto pensado y trabajado. Y por supuesto, independientes entre sí. 

En lo que hoy nos afecta, lo fundamental es el respeto a la estructura argumental. Una historia río presentada, desarrollada y terminada. Con un macguffin de manual, que por momentos reaparece y desaparece sin preverlo pero que sirve para dar nuevos matices y dramas al principal elenco de El Sueño. Y lo más relevante a través de ese recurso narrativo, crear historias y microhistorias cerradas dentro de otra muy grande, de uno o dos capítulos de duración, llenas de imaginación, emoción y tensión dramática. Como pasaba en Sandman en numerosas ocasiones. 

En efecto, el texto de Simon Spurrier se las ingenia para toquetear de forma totalmente natural y verosímil el mundo infinito de El Sueño colocando adversarios imposibles de imaginar a fin de que los súbditos de Daniel (Sueño) avancen editorialmente cuatro pasos más allá de lo que hacían con un par de miniseries sueltas. Creo que un meneo editorial contemporáneo necesitaban estos personajes para dejar huella de verdad. Y entre lo épico, el drama y la acción, el tour de force soportado por Matthew y el resto es muy alto. Lo que se traduce en una serie de historias y cuentos de altos vuelos.

Destaco un planteamiento bastante potente en lo argumental, aprovechándose la situación sociológica actual, tan dependiente de las nuevas tecnologías y sus popes, que introducidos en un concepto como el que nos ocupa, tan abstracto, no dejan de coincidir en una cosa, la ausencia de límites.

Daniel, el señor de los Sueños y sucesor de Morfeo se ha marchado. El vacío de poder pone en riesgo no sólo la representación física del renio sino también la realidad. Este hecho inicia una serie de acontecimientos de distinta índole.

Por un lado, primer arco argumental, la tensión dramática producida por un antagonista demoledor en iconografía y devastador en motivaciones que se atreve con todo, tanto en la propia historia como en lo que respecta a este universo. Sangre, sudor y lágrimas a mansalva.

Por otro, lo que provoca lo anterior, segundo y tercer arco, mucho más complejo y valiente, que es la aparición del sustituto más extraño e inesperado que podríamos encontrar para regir el reino. Ahí es donde la obra cambia a mejor todavía porque al drama le sumamos el misterio del origen de todo y los motivos de la ausencia de Daniel. 

Si la primera saga es poco arriesgada en cuanto a estructura y premisa, un cambio brusco en el orden natural del reino que junta a los personajes en el mismo lugar hasta que la «aventura» termina, la posterior, necesaria para averiguar la verdad, que requiere de un viaje del personaje principal de esta obra, la ambigua y misteriosa Dora, habitante del reino, es lo que rompe con el formato típico para presentarnos una serie de descripciones conceptuales de alucine, unas historias dentro de otras deliciosas y refrescantes y una serie de eventos que por sí solo tienen vida propia como algo cerrado. Siempre con la imaginación y el talento de lo fantástico por delante.

Sí, sobre todo en la segunda mitad del volumen, se cumple el rito del universo Gaiman: si coges uno de sus episodios de forma independiente, en lo central, en el núcleo, tienes una historia principal potente y creativa.

Y paro ahí para no dar más detalles que me acerquen al final, pero sí debo decir que la cosa se cierra bien. Que lo normal es que sea lo que más cojea, pero aquí no.

El grueso del apartado gráfico lo lleva Bilquis Evely. Su estilo me recuerda al ramo de Mark Silvestri, sobre todo en el apartado corporal, ya sean humanos, criaturas antropomórficas o monstruos. Trazo fino y limpio pero muy rayado en todos las formas, de cualquier índole, corporal, natural y material. Como el hilo conductor de la obra en su primera mitad transcurre en El Sueño con el golpe del Juez Gallows, prevalece la contundencia del diseño de este adversario y la fuerza expresiva que transmite, proporcional a la amenaza que representa.

La imaginación paisajística es rica al transcurrir en la capital del reino, pero donde sin duda demuestra su potencial gráfico es en los dos últimos tercios de la obra. El viaje de Dora y Matthew, aporta un sinfín de posibilidades para destapar diseños y conceptos apabullantes. El artista está a la altura. A destacar el episodio «Comprensión», donde volvemos a la añorada taberna de El fin de los Mundos con sus ricas historias. Y ello por la inteligencia desplegada tanto en la intriga que esconde el capítulo como en la combinación de géneros, tan lejanos entre sí pero incluidas en una misma narración.

Se han tomado en serio la vuelta de la mitología de Gaiman, presentada y muy apoyada por el escritor. Con talento, respeto y formatos equilibrados, cualquier legado de ficción avanza firme y en línea recta hasta la siguiente parada, y así sucesivamente. Sin abusar y saturar a su público potencial, por tramos y con exigencia, para no caer en la conformidad y comodidad.

The Sandman Universe 1, The Dreaming 1-20, Black Label/DC Comics. Universo Sandman: El Sueño (integral), ECC Ediciones. Cartoné. 556 págs. Color. Pvp: 48 €.

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