Crítica: «One-Star Squadron», ganarse la vida como super-héroe

No vamos a ocultar que en Hello Friki somos seguidores de Mark Russell, un guionista/escritor que consigue utilizar el cómic más maelstream para colar mensaje y reflexión. Los Picapiedra o el León Melquíades para esta misma casa… Red Sonja para Dynamite… Billionaire Island para Aftershock… son algunos de los ejemplos que sitúan al autor entre los más y mejor valorados del panorama comiquero actual. Ya solo por eso es motivo más que suficiente para seguir de cerca cualquier obra que firme. La última en llegar es este One-Star Squadron, acompañado en el dibujo por Steve Lieber y que ECC Ediciones publica en tomo único (es una miniserie de 6 capítulos) para que podamos disfrutarlo del tirón y con unas calidades editoriales más que dignas.

Mark Russell vuelve al mundo de los super-héroes, pero lo hace a su manera. Genial, ácida y con denuncia incorporada. Pero esa profundidad de guión y esa inclinación por la sátira va a despistar al lector que llegue buscando un producto clásico de este género. Así que comenzamos avisando: no es un cómic de super-héroes al uso. Aquí no hay peleas a muerte ni espectaculares escenas de acción. Todo eso se sustituye por una historia dramática y demasiado real, que choca con lo idílico que creemos que es la vida de un super-héroe. Podemos decir que enfrenta a los super-héroes con su mayor problema: el sistema de vida actual, el capitalismo voraz y despiadado, la competitividad laboral y la precariedad de los empleos, la necesidad de destacar aun a costa de llevarse a alguien por el camino… En definitiva, los verdaderos supervillanos. Aquellos que no se pueden vencer a golpe de puño o rayo ocular.

Concretando un poco la historia… Mark Russell y Steve Lieber nos llevan a conocer una empresa formada por héroes de segunda. Que digo de segunda, de cuarta. Esos supers de los que ya nadie se acuerda y que no tienen cabida entre la élite ¿Cómo se ganan la vida? Pues formando parte de Heroz4U.

Puedes ponerte en contacto con ellos a través de su App o vía telefónica y contratarlos para rescatar un gatito, para medrar con unos matones, para animar una fiesta de cumpleaños o para que escolten al CEO de la empresa. Valen para un roto y para un descosido. Y entre esos perdedores los hay todavía más… perdedores. Estos se encargan de las ventas y de atender al teléfono. Entre los miembros de Heroz4U hay caras conocidas, como su director/jefe, Tornado Rojo. También está por allí Power Girl. Y metiéndonos en las oficinas y viviendo con ellos el día a día de este deprimente trabajo los vamos a conocer y nos vamos a parar a pensar.

Mark Russell arremete con esta metáfora vestida de mallas y nos planta frente a una realidad demasiado cercana donde las envidias y la codicia prevalecen, sacando lo peor de las personas cuando sus intereses se ven amenzados. Pero también los hay cordiales e implicados, responsables, que están dispuestos a ayudar incluso arriesgando todo lo que tienen, que no es mucho.

Sustituímos las peleas por el humor negro, sustitímos los villanos por gerentes despiadados que no ven empleados, solo números y pérdidas… y así transitamos en el día a día de esta curiosa empresa. El ambiente deprimente no se separa nunca del lector, que identifica un inquietante paralelismo con la realidad. Los héroes venidos a menos que aquí hacen la vez de protagonistas, o bien han tocado fondo o están a punto de hacerlo, por un motivo u otro. Eso hace que empatices y que vivas con intensidad cada capítulo. Y sí, el humor es constante y nos hará sonreir… pero será una sonrisa a medias.

En definitiva, esta obra es como si trasladáramos a los héroes DC a nuestro mundo. Aquí no siempre hay final feliz y, por el camino, se sufre de lo lindo.

Con todo esto queda dicho que Mark Russell consigue conmovernos y entretenernos una vez más, pese a no salir de su zona de confort: esos temas sociales que tanto le gusta señalar y exponerlos, a través de la ficción. Lo ha hecho ya muchas veces, pero lo hace tan bien… Por su parte, Steve Lieber ofrece un dibujo fino y precioso, centrado en los personajes y en la vida cotidiana. Se aleja, como pasa con el guión, del estandar que marca el género.

Se trata de una lectura mucho más que recomendable para todo seguidor de Russell. Tiene lo mejor del escritor y recuerda a las primeras obras que comentábamos al inico de esta crítica. Desgraciadamente, es posible que el lector medio de este tipo de cómic no sepa (o no quiera) entrar en el juego que plantea One-Star Squadron. Pero vale la pena hacerlo. El cómic de superhéroes demuestra, con series como esta, que aun tiene mucho por contar. Bien por DC, que aun apuesta por este tipo de obras.