Críticas de cómics

Crítica: “Héroes en Crisis”. Alguien voló sobre Santuario.

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“Por dentro todo el mundo grita”

Héroes en Crisis retoma el concepto del evento editorial enfocado al drama íntimo en lugar del épico.

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Coronada la cumbre deceíta, Tom King acepta el reto de un pico más alto, el de los eventos editoriales. Los crossovers envenenados donde tienes todos los juguetes a tu disposición pero con tantas cargas y gravámenes que más que una aceptación vocacional se trata de un marrón. Pero claro, sin riesgo no hay recompensa. El que consiga marcarse de nuevo un crisis de identidad tendrá un sitio reservado en el exclusivo podio de los eventos redondos y satisfactorios, donde los triunfadores se cuentan con los dedos de una mano.

¿Alcanza el nivel de la obra de Meltzer, ya puestos a recordar su rotunda crisis?, pues no, pero creo que tienes buenos valores artísticos como comprobar que en segundo plano salen a relucir buenas ideas e interesantes radiografías en los trasfondos de varios supers que se alejan de la trama principal, tanto en planteamiento, nudo y desenlace, que hace que la lectura lateral prevalezca sobre la principal, logrando un enfoque poderoso a una gran cantidad de personajes de la editorial, desde secundarios más ignorados hasta la santísima trinidad de la editorial. La obra escarba las capas del thriller superheróico como la del citado ejemplo, y coincide en la profundidad de análisis de la identidad civil, pero no como elemento sagrado para evitar males mayores a terceras personas por aquello de no poner en peligro a sus seres queridos y bla, bla, sino al profundizar en las taras emocionales que el alter ego (que en la mayoría de las veces se elige y no se impone) produce en el individuo. Y sí, también en Wonder Woman y Superman, aunque invirtiéndose la carga identitaria. En cualquier caso, creo que al cómic superheróico le venía bien un buen confesionario y así entrar en el juego del psicoanálisis que al autor le encanta plantear.

La idea de un centro de salud mental (y lo generalizo porque las interacciones van desde la psicología hasta la psiquiatría) como desahogo espiritual y/o psicológico tras las crisis personales y/o físicas sufridas por los metas, es el punto de partida de un thriller criminal que se aleja de las características más típicas de este tipo de eventos, catástrofes cósmicas o peligros letales que se extienden a todo el mundo mundial, y nos aproxima a algo mucho más íntimo, a las propias angustias y traumas de estos individuos por las afectaciones que la naturaleza de sus misiones y objetivos les producen machaconamente a lo largo del tiempo. Aquí encontramos varios ejemplos, estrés postraumático, trastorno de somatización, crisis de identidad, inseguridad, adicciones, depresión, y las que se te puedan ocurrir teniendo en cuenta la infinita imaginación que representa este rico universo de ficción. Cualquier zozobra emocional que les afecte a nuestros héroes, tiene tratamiento en Santuario.

La muerte misteriosa de varios pacientes irrumpe de sopetón para justificar la aparición de Batman, Wonder Woman y Superman en una serie de dinámicas donde King se mueve como nadie. Hechos misteriosos y traumáticos, todo envuelto en mucho misterio. Si observamos sus antecedentes, lo hemos visto en Mr. Milagro, Batman y La Visión. Esta primera fase es bastante potente, combina una buena interacción entre los tres, alternándolo con la justificación de la existencia de Santuario gracias a las confesiones tipo Gran Hermano televiso de héroes y villanos que buscan una salida a los diagnósticos citados anteriormente y que plantean una base bastante creíble al dotarles de humanidad real y creíble. No obstante, al final llegamos a la misma reflexión: un planteamiento realista de los metahumanos en sociedad para poder explorar nuevos frentes psicoanalíticos, no sólo porque los hace crecer como personajes sino porque ofrece nuevos enfoques que pueden servir de punto de partida para nuevas historias, pero ya la base está ciertamente contaminada en origen si un buen día te da por ponerte un disfraz para combatir el crimen y las amenazas globales.

En el otro bloque del dramatis personae, tenemos a dos protagonistas involuntarios, muy alejados entre sí, tanto en división editorial como en tipología: Booster Gold y Harley Quinn. Pero, ahí está la gracia. Una mujer con claros trastornos de la personalidad y una fragilidad interior traducida en extrema violencia en contraste con un individuo tan egocéntrico como acomplejado. Una combinación de personalidades tan explosiva como lo certero que está King en ponerlos como antagonistas en una confrontación que visto el punto de arranque de ambos, es hasta romántica por la bien que funcionan ambos conjuntamente, ya sea para darse de palos como para alcanzar puntos de encuentro. Considero que sus interacciones son naturales, fluyen solas y dan forma a un binomio muy sólido. Con Harley destaco una de sus “confesiones” más íntimas con el Joker de sólo nueve viñetas que muestra claramente lo que significa una para el otro y cual es el auténtico problema de la no-villana. Es decir, nueve viñetas para describir a la perfección lo que el personaje, ha sido y es y las posibilidades del que será. Por cierto, efectivamente, rejilla de nueve viñetas para todo lo concerniente al confesionario, queda dicho.

Una vez unidas las piezas sólo queda por saber el misterio definitivo que afecta a un todo un pope del cómic de superhéroes surgido tras las Crisis de Wolfman y Pérez, donde creo que el potente planteamiento de King se le va de las manos impidiendo un cierre a la altura de su punto de partida.

Por último, en relación al dibujo, Clay Mann lleva el peso artístico dándole al volumen una fuerza visual absoluta y poderosa. Viñetas panorámicas en la acción, cortas en las íntimas apoyándose en la rejilla de nueve viñetas para favorecer la narrativa visual en el lenguaje corporal de los pacientes en contraste con sus intimidades, atan a la perfección el ambicioso planteamiento del escritor. En lo que respecta a las sorpresas y revelaciones, sin olvidar, los momentos de impacto, se maneja bastante bien con la forma de montar actualmente este tipo de cómics, con mucha reserva del impacto visual en el principio, en el medio y en el final de cada grapa. Una narrativa muy de serie de plataforma audiovisual. Y como tiene un estilo tan realista como proporcionado en continente y contenido, el acabado es espectacular. Hay más dibujantes a lo largo de la serie, que se encargan de 3-4 páginas por episodio, más o menos, salvo las excepciones de Mitch Gerads y un espléndido e inspirado Lee Weeks que se encargan de algún capítulo completo cada uno. Sobre el segundo, nos deja un episodio tres absolutamente espectacular en lo que a construcción emocional y sentimental de sus personajes se refiere. Weeks, uno de esos artistas no lo suficientemente convocado en lo que a encargos de esta magnitud se refiere ni en las grandes superproducciones que tiene el cómic americano de forma individual, pero que no debe olvidarse.

Héroes en Crisis retoma el concepto del evento editorial enfocado al drama íntimo en lugar del épico. Un detrás de las cámaras del mundo del pijameo que pone de relieve que también estos análisis personales funcionan en el evento editorial anual sin necesidad de lanzarles contra el Darkseid y el Antimonitor de turno.

Heroes in Crisis 1 a 9, DC Comics. Héroes en Crisis, ECC Ediciones. Cartoné, 240 págs. A color. Pvp: 25,00 €.

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