Críticas de cómics

Crítica: «20th Century Boys vol.1», la llegada de Amigo

Resumen de la Crítica

General
Guión
Dibujo
Personajes
Historia
Edición

Imprescindible

Inicio de un manga de culto repleto de acción, suspense y personajes irrepetibles.

Valoración de los Usuarios 4.7 ( 1 votos)

Naoki Urasawa es uno de esos autores que jamás defraudan. En Hello Friki lo hemos recomendado en diversas ocasiones por obras como Pluto, pero no habíamos traído todavía ninguna de las dos que se disputan ser su mejor trabajo… al menos para la mayoría de aficionados: Monster y 20th Century Boys. De esta última empieza a editar Planeta Cómic su edición kanzenban, lujosa y preciosa, digna de la obra que contiene.

Contada a través de distintas líneas de tiempo, en 20th Century Boys asistimos a una enrevesada trama que poco a poco se va desmadejando ante nosotros, dejándonos ver la inmensidad de lo que, en inicio, parece una travesura infantil imaginativa y cándida. Kenji es un joven que ha llevado una vida caprichosa y vacía, dedicada despreocupadamente a la música. Pero las circunstancias quieren que su hermana deje a su cargo un bebé recién nacido mientras tiene que lidiar con la dirección de la tienda de ultramarinos heredada que no termina de arrancar. Para hacer la situación más patética, Kenji tiene a su protestona madre pegada a la nuca, gritándole todo el rato y recordándole su fracaso en la vida. Un día, Kenji encuentra un extraño símbolo dibujado en la puerta de la casa de una persona asesinada… y siente una sensación familiar al ver el símbolo. A lo largo del tomo, Kenji y sus amigos irán recordando sus juegos infantiles, e irán descubriendo que lo que comenzó 30 años atrás como un juego se ha transformado en una peligrosa amenaza.

Las más de 400 páginas que componen este primer volumen crean un relato ascendente en el que el misterio y la intriga van solapando de manera imperceptible las anécdotas diarias de Kenji y compañía. El símbolo y la «secta» comandada por Amigo se encuentran presentes a lo largo de toda la obra, a veces de manera evidente y otras de manera oculta, pero que descubrimos con sorpresa al avanzar en la lectura. Urasawa es un maestro creando personajes, tanto en el plano gráfico como en el plano emocional, llegando a tener una riqueza y profundidad poco habitual. Porque no se trata solo de sus conversaciones y de lo que nos cuentan, sino de lo que vemos a través de sus reacciones en cada situación. Se apoya el autor en un leve estilo caricaturesco, casi imperceptible pero inteligentemente usado para enfatizar esas emociones y reacciones que matizan a los personajes.

La manera desordenada de contar la historia guarda en realidad una manera pulcra y estudiada de contar el relato, aumentando el grado de misterio y ampliándolo a un periodo temporal mayor que nos hace pensar en lo mucho que aun queda por contar. Hay muchos huecos vacíos que impiden entender lo que pasa al 100%, pero que se irán rellenando a gusto del autor y le permitirán, con ese dominio que demuestra en el control de sus historias, incrementar la tensión cuando lo necesite, crear momentos álgidos o rebajar la carga argumental. Y es que todo esto ya se comprueba con la lectura del volumen 1… Urasawa nos presenta una realidad patética y triste, aunque no exenta de cierto humor, en el presente de Kenji, que sazona con episodios de su infancia, algunos tristes y otros cómicos… intercalados con crímenes, misterios y suspense.

Volviendo a los personajes… Kenji es el protagonista indiscutible, su carácter nos invita a pensar en un joven sin expectativas atrapado en el duro trabajo diario para poder malvivir… y al mismo tiempo le conocemos como preocupado tutor del bebé que lleva a cuestas y que estoicamente cuida en favor de su hermana. Ese carácter sacrificado y heroico contrasta con el «pelele» que se nos presenta a un primer vistazo. Urasawa va trabajando a Kenji capítulo a capítulo y, al acabar el tomo, comprendemos perfectamente a que se debe su personalidad tan irregular. He tomado al protagonista como ejemplo, porque es el más elaborado de todos, pero sirve para demostrar lo cuidados que están todos los detalles en esta obra.

Y aun no he dicho nada del dibujo. Además de marcar muy bien el ritmo del cómic con viñetas de distinto tamaño según la intensidad de lo que cuente, de componer las páginas de manera ordenada y hacer así muy fácil la lectura de una obra como esta, el autor destaca por su dibujo nítido y limpio. Los personajes tienen ese deje de caricatura que decía antes, pero los rostros son definidos y distintos… aquí no cuesta diferenciarlos por sus caras. El trabajo de los fondos, los accesorios, los escenarios… llega a recrearse de manera sorprendente con detalles tales como la comida, las estanterías, las casas de cartón de los «sin techo», los edificios… Dotando a la obra de un aspecto sumamente realista.

Personajes reales y cercanos en situaciones terribles, que poco a poco los van rodeando y que nosotros, como testigos, disfrutamos, reímos y sufrimos con ellos. Estamos ante una de esas grandes obras que ha dado el manga, un indispensable que debe (y suele) estar entre las obras más importantes de este arte tan joven, pero ya tan poderoso como demuestra 20th Century Boys. 

Giacco

Redactor jefe de las secciones de Cómics y Videojuegos, así como presentador de muchos de los programas de Hello Friki Podcast.

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